La Bolsa de Madrid es el principal mercado de valores de España. Tiene su sede en el Palacio de la Bolsa de Madrid. Su índice de referencia es el Índice General de la Bolsa de Madrid IGBM.
Las sociedades de valores atraviesan una delicada situación, con los volúmenes de negociación en caída libre. En base a dicha situación se busca implantar comisiones competitivas para mantener o ganar nuevos clientes. De este modo, las entidades luchan por mantener su cuota en un contexto complicado.
Las firmas tienen la obligación de comunicar a la CNMV las tarifas máximas que cobran por operar en los distintos mercados. Estos folletos tendrán que adaptarse a una nueva normativa que impone un formato de publicación más homogéneo, de modo que la comparación de las tarifas de las distintas entidades sea más sencilla.
Costos para Firmas de inversión y las entidades financieras
Las firmas de inversión y las entidades financieras tienen una gran flexibilidad a la hora de establecer las tarifas para operar en bolsa española. En general, éstas se fijan en función de distintas variables como pueden ser el número de operaciones a realizar, el volumen de contratación y el tipo de orden que se registre (intradía o normal).
Por otro lado, el cliente puede negociar directamente con su entidad la comisión que deberá pagar, en función del importe a invertir y la relación individual que tiene con la firma.
Las comisiones de la banca son mayores que las de las sociedades de valores y las firmas de inversión. Las tarifas de las siete principales entidades españoles no bajan de los 7,21 euros. Pero algunos bancos no cobran tasas si la inversión se hace sobre sus propias acciones, para fomentar la inversión. Así ocurre con Bankinter y Popular.
Brokers:
La comisión que cobran los brókeres no incluye el canon que impone Bolsas y Mercados Españoles y la suman después. BME aplica una comisión creciente por tramos, que oscila desde los 1,1 euros para inversiones inferiores a 300 euros, hasta los 13,4 euros, para el tramo superior a 140.000 euros.
El tributo a las transacciones financieras, conocido popularmente como Tasa Tobin, afectará a la inversión en acciones españolas, así como al tráding automatizado de alta frecuencia y la operativa con CDS (o seguros de impago) sobre deuda española, siempre que el comprador no posea los bonos que teóricamente quiere cubrir.
Este tributo se dirige a las entidades financieras y firmas de bolsa, que son las que intermedian este tipo de operaciones. Sin embargo, algunos expertos anticipan que las entidades acabarán trasladando el impuesto al inversor final.
Es probable que la Tasa Tobin la acaben pagando los ciudadanos. En ese caso, la nueva tasa supondría un serio hándicap para aquellos inversores que hacen del tráding su operativa habitual. No afectará al inversor que busca valor a medio y largo plazo porque el mayor coste de adquisición se diluye en horizontes de inversión más amplios.
En Europa, la tasa cuenta con el apoyo de diez países comunitarios (incluyendo a España) y la oposición de Reino Unido, Suecia y Holanda, entre otros Estados. La Comisión Europea propuso el pasado 23 de octubre autorizar formalmente a estos diez países a implementar la tasa en solitario.