La economía, una ciencia, pero también un arte. Nadie puede definirla de un modo igual. El economista del siglo XIX Alfred Marshall definió a la economía como “el estudio de la humanidad en sus quehaceres cotidianos”. En cierto modo tiene razón, porque el estudio de la economía ayuda a comprender el mundo en el que vivimos.
Economía – Significado de economía
La primera vez que se utilizó el vocablo fue en la antigua Grecia. El término significa etimológicamente “el que administra un hogar”.
Este origen es posible que al lector le parezca peculiar a primera vista, pero la realidad es que los hogares, las empresas y las naciones tienen mucho en común.
En un hogar, al igual que un gran estado, se debe asumir que existen unos recursos limitados y hay que asignarlos de una forma inteligente. O por decirlo más técnico, de forma eficiente.
Siempre se debe satisfacer las necesidades humanas con unos recursos (hablamos de bienes, servicios, dinero, etc.) limitados. Administrar esos recursos, distribuirlos sabiamente, pensar cómo se pueden conseguir más recursos en menos tiempo, etc. Estas son las cuestiones que aborda la economía. Ya sea una familia, una pyme, una multinacional o un estado democrático. La sociedad debe tomar numerosas decisiones.
Economía – Los principios de esta ciencia
Una vez visto el concepto de economía, vamos a ampliarlo para entender mejor su significado. Para ello nos apoyaremos en unos principios que rigen la conducta de los individuos para tomar decisiones. A continuación veremos que la economía no tiene nada de misterioso:
Los individuos siempre se enfrentan a disyuntivas
Por decirlo de una manera sencilla, el que algo quiere, algo le cuesta. Para conseguir aquello que queremos tenemos que renunciar a otra cosa. Esto parte de que los recursos son limitados y siempre tendremos que elegir entre una cosa u otra. De aquí parte el concepto de economía.
El coste de una cosa es aquello a lo que se renuncia para conseguirla
Como siempre nos enfrentamos a disyuntivas se hace necesario comparar una cosa con la otra para medir cuánto vale lo que hemos elegido y a lo que renunciamos. Esto es, comparar el coste con el beneficio obtenido. Estamos ante uno de los conceptos más intrínsecos de la economía: “el coste de oportunidad”.
Las personas, para elegir, crean un plan de acción
Este plan sufrirá pequeños cambios que tienen también un coste, a este coste adicional de ajuste se le llama “coste marginal”. Las personas al tener que estar constantemente decidiendo y ajustando suelen pensar en términos marginales. Sólo tomarán una decisión racional si el beneficio marginal es superior al coste marginal.
Los individuos responden a incentivos
Como ya hemos visto, los individuos se mueven por dos fuerzas que les empujan a decidir. El coste y el beneficio.
Cuando cambian las condiciones se alteran la percepción del coste, del beneficio, o ambos. Las personas también alteran su conducta. Aquí entran en juego los poderes públicos para alterar las reglas de juego y cambiar las decisiones con el objetivo de orientar la economía hacia una senda concreta.
Básicamente estos cuatro principios pueden definir la teoría básica que rige la economía. A raíz de ellos se crea el comercio y los mercados. Se organiza toda la actividad económica con un único fin: asignar lo mejor posible los recursos escasos.
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