Uno de los principales riesgos (por no decir el principal) que corren las tarjetas de crédito tiene que ver con el robo de datos de las mismas. Para los delincuentes hacerse con los datos de la tarjeta de crédito es un trofeo notable desde el que poder tratar de explotar no sólo el crédito posible de la tarjeta, sino acceder a las cuentas del usuario, por eso mismo proteger la tarjeta de crédito del robo de datos es una obligación para todo usuario de estos productos.
Tenemos que tener claro en todo caso que no existe un único modelo de robo de datos, esto es así porque en ocasiones tendemos a pensar que simplemente con la protección física del producto, es decir procurando que no nos lo roben, vamos a poder proteger estos datos y, esto no es necesariamente cierto.
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El robo de datos de una tarjeta
Los mecanismos a través de los cuales se puede llegar a acceder a los datos la tarjeta son múltiples, estos son algunos de los más comunes pero ni mucho menos los únicos:
- A partir del uso de la tarjeta en espacios no seguros de Internet
- Desde el acceso a datos concretos de la tarjeta o de las cuentas del usuario, incluyendo datos sensibles relacionados con otros elementos (contraseñas de correos, etcétera)
- Instalaciones físicas para duplicar o extraer información de datos, podemos encontrar aquí toda una enorme variedad de opciones que va desde falsos lectores instalados en cajeros hasta TPV manipulado para poder duplicar los datos que lee.
Insistimos que estos son tres de los más habituales pero ni mucho menos los únicos, de hecho, los delincuentes en este sentido muchas veces van un paso por delante de las medidas de seguridad y por tanto dar una vuelta de tuerca a las opciones para hacerse con nuestros datos.
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Protegerse del robo de datos de la tarjeta
No existe una solución universal única para la protección de datos de nuestras tarjetas de crédito. Tener claro esto es muy importante ya que nos va a mantener alerta, y, si bien, nunca podremos evitar a esta situación, si es cierto que podemos minimizar mucho las situaciones de riesgo.
Estos son algunos consejos básicos, hay desde luego opciones más avanzadas pero, poniendo práctica las siguientes, el usuario de a pie ya va a reducir en mucho la posibilidad de robo de datos de su tarjeta:
- A la hora de la contratación de las tarjetas nunca las solicites a domicilio, es cierto que algunas entidades se empeñan en el envío por correo de este producto, pero, en la medida de lo posible es mejor que acudas a retirarlo a la propia entidad financiera.
- La firma de la tarjeta en el dorso de la misma es obligatoria. Y sin embargo, esta firma no suele llevarse a cabo no teniendo en cuenta la importancia real que al final ante una sustracción o similar puede llegar a tener.
- Muchas veces se insiste en todos los ámbitos sobre la importancia de utilizar claves reforzadas para todo tipo de acceso. Las contraseñas o números PIN de las tarjetas no son ajenas a este hecho. Procura no utilizar números o series de números comunes y fácilmente detectables como por ejemplo fechas de cumpleaños, edades, números de vivienda, etcétera en la medida de lo posible, teniendo en cuenta que hoy en día estas acciones se han facilitado, si puedes cambiar cada cierto tiempo tus claves será mejor.…
- No utilizar la tarjeta de crédito principal en las compras por Internet es otra opción más que aconsejable. Las tarjetas virtuales o servicios de pago seguros ajenos a tu tarjeta de crédito son una opción mucho más eficaz y desde luego segura.
- En los pagos presenciales nunca pierdas de vista tu tarjeta, la duplicidad de datos a partir de dispositivos de copia es un elemento añadido a la inseguridad de los datos de la tarjeta muy habitual.
- Si vas a retirar dinero en un cajero y te genera algún tipo de sensación negativa la instalación no introduzcas tu tarjeta y dar aviso inmediato, te sorprendería comprobar el grado de sofisticación en las carcasas de los cajeros automáticos al que algunos delincuentes han llegado para tratar de obtener o bien la tarjeta físicamente o los datos de la misma.
- Los pagos vía teléfono en los que proporcionamos la numeración de nuestra tarjeta tampoco son un elemento muy recomendable. Es preferible también en este caso utilizar tarjetas virtuales o prepago.
- Por último es fundamental mantener un control constante sobre nuestra tarjeta, revisar todos sus extractos y guardar y comprobar posteriormente todos los tickets de compra o pago cualquier anomalía por pequeña que sea siempre debe dar motivo a una reclamación ante la entidad.