En los últimos años, afortunadamente, se ha extendido mucho más la percepción de la necesidad de ahorro a futuro en dirección a complementar los ingresos de las pensiones de jubilación. Esta percepción, que el fondo es una dosis de realidad que necesitaba el usuario, nos lleva directamente al debate sobre los diferentes productos que podemos emplear para este ahorro, entre los que últimamente sobresalen con fuerza como opción a tener en cuenta los fondos de inversión.
Debemos en todo caso partir de una premisa universal: cada usuario es diferente y por tanto, en atención a ese criterio diferencial, un modelo de ahorro universal orientado la jubilación es muy difícil de definir.
Planes de pensiones
A priori, sobre el papel, los planes de pensiones son el producto estrella orientado al ahorro para la jubilación. Se trata de un producto creado exprofeso, que nos permite mantener una trayectoria y consolidar en el tiempo una cartera de ahorro, a la vez que nos proporciona ventajas fiscales durante el proceso de consolidación.
Sobre el papel, insistimos, este sería el modelo perfecto de producto, sin embargo, a una gran mayoría de usuarios en nuestro país este modelo de ahorro les ha pillado a pie cambiado, nos explicamos.
Hace tan sólo dos años el nivel de conocimiento del usuario medio de nuestro país sobre sus planes de pensiones era bajísimo, se calculaba que un 75% de los poseedores de planes no conocían detalles de su producto, y no asumían más como o bien un elemento destinado a la desgravación, o como un producto de vinculación al que obligaba la contratación de otros productos (hipotecas por ejemplo).
A pesar del aumento de la percepción de la necesidad de este tipo de ahorro, lo cierto es que la limitación anual de aportaciones que este producto posee, hace que para un grupo de personas muy notable que nunca ha realizado aportaciones o las han realizado de manera escasa, hoy en día el rendimiento final de un plan de pensiones pueda no ser el necesario. Más aún, incluso se puede dar el caso de un proceso de consolidación apresurado que no respete los plazos de apuesta por los diferentes modelos de inversión, con el riesgo que para el capital aportado esto supone ya que, en un proceso lógico se apostaría por la renta variable a larga distancia con la jubilación y seguiría graduando el riesgo a medida que ésta se acerca, y nunca al revés.
Los fondos de inversión y las alternativas
Los fondos de inversión se han convertido en algún modo, efectivamente, en una alternativa. También nos permiten esa graduación del riesgo, pero además esta puede ser más rápida, es decir una transición menor de tiempo, aportando además un mayor nivel de liquidez que los planes de pensiones no ofrecen, y las mismas ventajas o mejores en el caso del traspaso entre fondos.
¿Dónde está entonces el problema para considerar definitivamente los fondos como una alternativa a los productos de ahorro? En el propio riesgo que a largo plazo pueden llegar a generar.
Es cierto que el nivel de respuesta que los fondos proporcionan es superior al de otros productos, también es cierto que la capacidad del usuario de gestionar rápidamente su capital va en función de este nivel de respuesta, pero en un proceso de consolidación a largo plazo los movimientos de los fondos de inversión, sobre todo en las grandes apuestas en renta variable, pueden ser más radicales que los planes de pensiones es (ojo existen planes de pensiones tremendamente agresivos)
En resumen
El resumen es simple: partiendo de la necesidad reconocida para el ahorro cara a la jubilación, es el análisis de la situación real del usuario el que debe generar el tipo de producto o productos a elegir.
La recomendación de combinar los planes de pensiones con fondos de inversión no excesivamente agresivos y bien diversificados es una idea creciente que, gracias al cada vez más fácil acceso a los fondos, va calando entre el usuario medio.