En España es uno de los países europeos donde utilizar la tarjeta de crédito resulta más caro. Esto no tiene sólo que ver con la tan traída y llevada comisión por disposición en efectivo que recientemente fue regulada por el gobierno, sino también con los costes y comisiones que ya poseía el dinero de plástico en nuestro país.
Si bien es cierto que en los últimos años por la vía de la vinculación fundamentalmente se han reducido los costes y comisiones las tarjetas, estos aún hoy en día mal utilizados suponen un gasto que puede marcar la diferencia entre un saldo mensual positivo en la economía doméstica o todo lo contrario.
Tarjetas gratis pero menos
Y es que nos estamos habituando a un modelo en el que se nos ofrecen tarjetas de crédito gratuitas, supuestamente sin coste, pero que posteriormente guardan determinadas sorpresas.
Los dos escenarios más habituales en este sentido son los siguientes:
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Aquellas tarjetas que efectivamente resultan gratuitas pero sólo durante un período de tiempo determinado, pasando posteriormente a presentar costes.
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Aquellas tarjetas que resultan gratuitas de por vida en cuanto comisión de mantenimiento o similar, pero cuyo beneficio se obtiene tras una vinculación muy con la contratación de otros productos estos si con coste.
En ambos casos vamos a encontrar ofertas que se publicitan como tarjetas gratuitas pero que como vemos no se libran de un modo u otro de los costes de mantenimiento y, por supuesto de las comisiones.
CÓMO ACERTAR AL ELEGIR TU CUENTA REMUNERADA
Las principales comisiones de las tarjetas
Vamos a repasar los tres principales grupos de comisiones que vas a encontrarte en tu tarjeta de crédito.
- Comisión por uso de crédito, independientemente de realizar un pago aplazado un pago con cargo al presidente, estas comisiones se cargan por el mero hecho de la disposición del crédito, es una de las comisiones que con mayor frecuencia tienden a reducirse o eliminarse.
- Comisión por disposición de metálico en cajeros, esta comisión no sólo suele ser la más elevada sino que también se ha convertido en un caballo de batalla debido fundamentalmente a la intención de determinados bancos de cobrar otra comisión añadida por la disposición en cajeros ajenos a la entidad. Esto a pesar de regularse se va a aplicar de un modo u otro con lo cual aumenta en muchos casos los costes de disposiciones metálico. Es una comisión de la cual resulta complicado librarse, y desde luego de las más difíciles de negociar.
- Por último y no menos importante la comisión por impago, suele ser de las que menos atención a suscitar principio en el usuario y sin embargo, es una comisión absolutamente inflexible, tremendamente elevada y que puede encarecer muchísimo el coste del uso de la tarjeta. Técnicamente, controlando los gastos y el uso del crédito se puede evitar, sin embargo, también resulta relativamente sencillo no controlar en algún momento esta situación y supone hacer frente a un coste muy elevado de comisión.
Como usuarios nuestra mejor arma siempre es la información, a la hora de contratar una tarjeta no debemos quedarnos nunca en el barniz informativo y si debemos profundizar en la letra pequeña del producto, valorando lo que realmente supone, los costes directos que trae consigo y los posibles costes que puede acarrear en situaciones diferentes.
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