Como todos los años llegan las vacaciones y comienzan los problemas para muchos inversores. En teoría las vacaciones son un periodo de descanso o cuanto menos de disfrute. De hecho, la mayoría de personas las utiliza para ‘desconectar’ de las preocupaciones del día a día y ‘recargar las pilas’. Sin embargo, es complicado hacerlo cuando hay dinero en juego. Esto es lo que les ocurre a muchos inversores bursátiles particulares.
Aunque la actividad bursátil tiende a ralentizarse en verano (especialmente en el mes de agosto) siempre existe la posibilidad de que se produzca alguna noticia o movimiento inesperado. Además, la época de presentación de resultados empresariales correspondientes al segundo trimestre del año que empieza en julio tampoco suele ayudar. Por eso el mejor remedio para marcharse tranquilo a disfrutar de las vacaciones es asegurar las inversiones. De esta forma podremos descansar (o no) sin preocuparnos de lo que ocurra en los mercados.
Un primer paso sería contar con una inversión bien diversificada, pero esto tiene más que ver con el control del riesgo en general que con la protección particular para verano. En este sentido, algunos inversores recomiendan realizar cambios en distribución de la cartera y del patrimonio hacia una paulatina salida de la bolsa de forma que . El destino de este dinero sería principalmente la renta fija de forma que la renta variable no supere el 20% de la inversión total.
¿Y qué hacemos con este 20%? En este punto se pueden plantear varias alternativas. La primera pasa por redistribuir otra vez la inversión hacia valores refugio o grandes valores que por lo general están menos expuestos a la volatilidad, es decir, a grandes subidas y bajadas.
Quienes prefieran mantener sus posiciones y no cambiar su cartera (algo bastante habitual en el pequeño inversor) pueden proteger su dinero a través de órdenes de venta condicionadas, que en el caso de referirse a caídas se conocen como órdenes de stop loss. Se trata de uno de los instrumentos más utilizados y básicamente supone establecer un límite a las caídas de forma que si la acción pierde un determinado porcentaje de su valor o cae por debajo de un precio de cotización concreto, se venden automáticamente.
También se puede establecer un punto de salida si la acción sube hasta el nivel deseado y se preve que puedan producirse posteriores bajadas. Esta sería una fórmula para recoger los beneficios sin tener que estar constantemente pendientes del mercado.
Otra fórmula para cubrirse es acudir al mercado de derivados y comprar una opción sobre las acciones que se poseen en cartera. Se trata de uno de los usos alternativos de los warrants, que de esta forma actuarían como una especie de seguro de inversión. La estrategia consiste en proteger durante la cartera de de acciones por medio de los warrants mediante la compra de warrants put (opción de venta) en una porción equivalente a la cartera de acciones que se posee. De esta forma, si las acciones caen el inversión se asegura la opción de poder vender los títulos al precio que los tenía al marcharse de vacaciones. Eso sí, este sistema de cobertura supone un gasto, concretamente el de adquisición de los puts, ya que en caso de que no se produzca la caída los puts no tendrían valor.
En cualquier caso hay que vigilar las inversiones en verano porque agosto puede ser un mes muy tranquilo pero a la vez con mucha volatilidad como consecuencia del poco volumen.
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