Tiembla el sistema financiero español. No solo tendrá que pensar donde conseguir dinero para capitalizarse y evitar la nacionalización, sino que ahora, y en la orilla opuesta de lo que sostiene la legislación, la Audiencia Provincial de Navarra ha dado el visto bueno para entregar una vivienda para saldar la hipoteca.
Bomba!!! y ¿si se toma como caso testigo y se expande por el resto del territorio? Lo cierto es que es un tema muy delicado para los tres sectores inmersos en la cuestión, el Estado, las entidades financieras, y las familias ya que cada uno hace la evaluación de la situación desde su punto de vista, para un problema gravísimo que se complementa con la tasa de paro y la grave crisis económica que soporta España.
Una de las principales cadenas que se rompió tras el estallido de la burbuja ha sido la del mercado inmobiliario, que se ha depreciado en un porcentaje del 20%, por lo que muchos usuarios hipotecados están pagando préstamos (capital e intereses) que superan el valor actual de sus viviendas.
Lo real es que el precio de la vivienda hoy es muy inferior al valor al préstamo que pidieron para pagarla.
Por lo tanto, la decisión de la Audiencia Provincial de Navarra se transforma en una medida pionera para España, y en favor de los consumidores ya que ha reconocido que la adjudicación de la vivienda en subasta debe bastar para saldar la deuda hipotecaria.
¿Qué quiere decir esto? Un embargo y subasta del inmueble que el usuario no pudo saldar en su momento, basta para saldar su deuda hipotecaria, evitando que una familia se vea obligada además de perder su casa, del pago de intereses y gastos extras, ya que ahora ese inmueble vale menos.
Esto sería, traducción al español, que se pagaría por el valor actual y no por el de la burbuja, y nada más ¿por qué pagar por aquello si ahora vale menos? y por culpa del sistema financiero. Entregarle la vivienda al banco, pagar interés y dinero recalculado, todo a favor de los que prestan en las condiciones que les conviene, y ¿nunca pierden?
Por lo tanto, si bien es un tanto peligroso para la banca, la fría letra de las leyes empieza a tomar temperatura más cálida con gusto a sangre humana, y no a mera tinta. Si ellos han causado este desastre, pues bien, deberán pagar los platos rotos, aunque nos quedemos con menos entidades, ya que por lo visto la cantidad no hace a la calidad.
En el Auto de la Audiencia (ver aquí), el juez considera “moralmente rechazable” que quien ha causado la crisis alegue que la vivienda se ha depreciado para reclamar la diferencia.
Recordemos que según la legislación española a la entidad a la que se debe el dinero puede no bastarle la casa, si una nueva tasación muestra que el inmueble ha perdido valor, por lo que puede exigir al consumidor, además de la entrega de las llaves, la cantidad restante.
El caso testigo es muy claro, y sirve para que todos entiendan como funciona el sistema, muy perverso y en favor de los “poderosos”. El comprador, perdió su vivienda ( fue subastada y se la quedó el banco por algo más de 40.000 euros), pero además, debía pagar otros 30.000 euros adicionales, más 8.000 de intereses y gastos para saldar la deuda, de más de 70.000 euros.
Un auténtico atropello para la situación actual. Sería muy fácil defender a las corporaciones y ganarse la amistad de ellos, pero gran parte de los despilfarros que vemos en el día a día las tiene como responsable a la banca, que si se la investiga, aunque sea un poquito, veremos que le cuesta horrores demostrar que sus números son sólidos.
Por lo tanto, la justicia tanto en Primera Instancia como la Audiencia, ha dado la razón al consumidor, entendiendo que la casa cubre el capital prestado.
¿Hacia dónde vamos? España, a diferencia de Estados Unidos, no tiene la llamada “dación por pago”, donde al devolver la vivienda al banco, queda saldada la deuda, lo cual en gran parte, protege mejor los derechos del consumidor.
¿Será capaz la clase política de dar una lección a estos señores y adecuar las normativas a la situación de crisis extrema que tiene a España sumergida en el fondo de Europa? El tiempo será testigo, por las dudas, me siento, antes que morir acalambrado por la espera…
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