El oro se ha puesto de moda. En los últimos tres meses se han disparado las noticias sobre el metal precioso y la necesidad de invertir en oro cuanto antes. Quizás para el ciudadano de a pie esta nueve fiebre amarilla haya pasado algo más desapercibida, pero seguro que nadie ha pasado por alto el aumento de las personas que reparten publicidad de “Compro Oro”. En Madrid incluso se ha inaugurado el primer cajero automático de venta de lingotes.
Sin embargo, lo que realmente debe importarnos es si de verdad resulta tan imprescindible invertir en oro y, en caso afirmativo, como hacerlo. Pero vayamos por partes ¿Hay que comprar oro? Depende de nuestro perfil inversor -aquí lamento desilusionar a quienes esperasen una respuesta contundente en un sentido u otro-. Antes de nada debemos tener claras algunas nociones sobre el oro para después poder decidirnos. No se trata de ofrecer ninguna clase magistral sobre el oro como inversión, sino de esclarecer ciertos puntos básicos.
- Distinguir entre la inversión en oro por especulación o como complemento a una cartera de inversiones equilibrada.
- El oro suele actuar como valor refugio en tiempos de crisis y como protección ante una etengual subida de la inflación.
- Como cualquier inversión, el oro también puede perder valor -aunque en la última década ha superado la rentabilidad de las bolsas-.
- Existen diferentes formas de invertir en oro: oro físico, tanto en monedas como lingotes, ETF sobre oro y otros fondos de inversión relacionados, acciones de compañías del sector o con un depósito sobre oro.
Dicho esto, llega el momento de analizar si debemos o no subir al caballo de la fiebre amarilla. En realidad, dependerá en buena medida de nuestro perfil de inversión, pero asumiendo que fuésemos un ciudadano medio que no quiere rendimientos inmediatos e invierte a largo plazo, el oro puede ser una buena alternativa que complete nuestra cartera y diversifique el riesgo.
¿La fórmula de inversión? De nuevo dependerá de gustos. Los más arriesgados pueden acudir directamente al mercado de futuros y comprar el derivado sobre oro, aunque quizás lo más recomendable para el común de los inversores sea la de combinar un ETF sobre oro -asegurándose, eso sí, que el fondo dispone de oro físico- con oro físico, bien a través de lingotes o de monedas. Hoy en día hay infinidad de monedas sin valor numismático pero que sí tienen valor por su composición -el mejor ejemplo son los Krugerrands-.
Además, hay que tener en cuenta que la inversión en oro está exenta de pagar IVA, ya que lo equipara con la inversión en una divisa.