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¿Cuándo es recomendable reunificar o refundar deudas?

La reunificación o refundación de deudas es uno de los métodos más utilizados para reducir la cuota mensual que se paga por diferentes créditos y deudas. Básicamente consiste en agrupar bajo un sólo préstamo (generalmente el de la hipoteca en caso de haberla) con el que se cancela el resto de la deuda.

La mejor forma de entender el procedimiento y su utilidad es a través de un ejemplo práctico. Supongamos que una persona tiene un préstamo hipotecario por valor de 150.000 euros, un préstamo personal por otros 10.000 euros y además dos líneas de crédito abiertas por sus tarjetas de crédito de 1.5000 euros cada una. En total su deuda suma 163.000 euros. Es muy posible que el pago mensual de esa deuda no le deje espacio económico para subsistir, que simplemente esté teniendo que hacer uso de su fondo de contingencia para imprevistos o que, en el peor de los casos, supere sus ingresos mensuales. En ese caso y si no existe la posibilidad real  de recortar gastos para ir pagando la deuda es cuando hay que recurrir a otras medidas como la reunificación o refundación de la deuda. De esta forma se pasaría a contratar un nuevo préstamo por valor de esos 163.000 euros más un colchón para cubrir los gastos de la operación con el que se pagarían y cancelarían el resto de créditos.

La clave está en que el nuevo préstamo permita pagar menos cada mes bien por las condiciones específicas o porque se alargue el plazo de pago.  Además, también hay que incluir en el préstamo los costes del proceso de cancelación y contratación del nuevo crédito (comisión de cancelación, comisión de intermediación en el caso de entidades financieras especializadas en reunificación y comisión de contratación). En el caso de los préstamos hipotecarios también es posible pedir directamente una ampliación de la hipoteca con el que saldar el resto de deudas.

Este tipo de medidas son una buena solución a corto y medio plazo para evitar situaciones de impago o de liquidez, pero hay que tener en cuenta que siempre contribuirán a elevar la cantidad que se paga a largo plazo. Además de tener que pagar más comisiones los intereses aumentan al ser mayor el tiempo de pago en casi todos los casos. Por eso, sólo hay que subrogar la hipoteca como parte de un plan financiero global y no como un recurso de última hora para tener más dinero.