Terminar con las deudas es el sueño de muchos pequeños ahorradores e inversores. La hipoteca y los préstamos personales y los gastos derivados de un mal uso de la tarjeta de crédito son los ‘sospechosos habituales’ a los que hay que hacer frente cada mes. Al final, todos estos gastos puede llegar a suponer más del 60% del presupuesto familiar. Gestionarlo correctamente puede suponer una gran diferencia si se tiene en cuenta el gasto total que suponen incluidos intereses.
Hay que tener en cuenta que no toda la deuda es igual. Así, por ejemplo, los intereses que se pagan por un préstamo hipotecario son menores que el de uno personal y mucho menores que los de los llamados créditos rápidos o las tarjetas de crédito.
El primer paso para acelerar el pago de deuda es listar los créditos y préstamos en orden descendente según el tipo de interés al que hay que hacer frente: desde el más alto hasta el más bajo. Aunque también hay que contar con las cantidades que se pagan al mes y la duración del préstamo, acabar con los intereses más altos debe de ser la principal prioridad. En este punto conviene estudiar cuáles son las comisiones cancelación parcial anticipada, que también servirá para elegir cuál es el primer ‘objetivo’.
Esta táctica, que en Estados Unidos recibe el nombre de Debt Snowball (bola de nieve en castellano) está tan extendida que incluso existen calculadoras y otras herramientas que ayudan a determinar qué créditos conviene eliminar en primer lugar.
Con el plan de acción de acción en la mano ya sólo falta establecer cómo vamos a acelerar los pagos. Existen varias fórmulas que implican más o menos riesgo.
1- Invertir en las deudas
En lugar de ahorrar para comprar un coche, ir de vacaciones e incluso invertir en diferentes productos financieros, se puede destinar ese dinero a pagar las deudas con un tipo de interés más alto. Dependiendo de las condiciones del crédito será necesario juntar una suma determinada para que la cancelación anticipada sea más rentable. También se puede negociar con el acreedor un incremento de la cuota mensual. En cualquier caso, se trata de la opción más segura.
2- Aplazar los pagos
Solicitar el aplazamiento o un periodo de carencia en los pagos de los créditos con tipos de interés más bajos es un arma de doble filo. Por una parte permite incrementar las cantidades destinadas a los préstamos ‘más caros’, pero por otra elevará el TAE de los más baratos. Sin embargo, si se planifica adecuadamente se pueden conseguir grandes ahorros. Basta con comparar los tipos de interés.
3- Pedir un crédito
Por muy contradictorio que pueda parecer, en ocasiones esta es la manera más efectivas de manejar la deuda en su conjunto. Se puede, por ejemplo, solicitar un crédito personal o de otro tipo a un interés más bajo y destinar ese dinero al pago de otro ‘más caro’. En cualquier caso hay que tener cuidado con esta táctica, que puede convertir la deuda total en una bola de nieve. Además, siempre existe la posibilidad o tentación de utilizar parte de ese dinero para otros fines.
4- Ampliar el plazo del crédito
En términos generales no se trata de la mejor política puesto que reduce la cuota mensual del crédito pero aumentan los intereses totales. Además, al ampliar el plazo de pago también es posible que surjan nuevos imprevistos financieros que arruinen esta planificación.
Sin embargo, alargar el plazo de los créditos con un tipo de interés más bajo (por ejemplo la hipoteca) sí puede ‘salir a cuenta’, siempre y cuando el dinero obtenido por esa rebaja en la cuota mensual se destine a pagar las deudas ‘más caras’. Conforme se vayan suprimiendo los ‘peores’ préstamos aumentará el capital que se puede destinar a amortizar el resto de deuda y en teoría, al final se podrá cancelar incluso el crédito que se amplió.
5- Eliminar el seguro de protección de pagos
Los seguros de protección de pago se han convertido en un elemento habitual en los préstamos, especialmente los ligados a la hipoteca. Existen varios tipos, aunque el más extendido es el seguro de vida ligado al préstamo. En general no se trata de seguros legalmente obligatorios y eliminarlos puede servir para aumentar el dinero que se destina al pago de la deuda. De todas formas, conviene evaluar detenidamente esta opción, ya que implica un alto riesgo.
6- Unificar la deuda
Esta es una de las alternativas ‘de moda’ en los últimos meses ante la subida de los tipos de interés. Su funcionamiento es sencillo: se unifica la deuda bajo un mismo crédito (habitualmente la hipoteca) para tener que pagar unos intereses más bajos y al mismo tiempo suele alargarse el periodo de pago. Se trata de una solución de emergencia, ya que en realidad el cliente puede terminar pagando más al final de la vida del préstamo. Además, esta opción elimina el resto de posibilidades anteriormente comentadas.