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Ahorrar si ¿pero cuánto?

Resulta indudable que hoy en día una gran mayoría de usuarios asume que el ahorro es una acción necesaria, para la que conviene no dosificar los esfuerzos. En un escenario complejo como el de las futuras pensiones públicas, parece que el ahorro multiplica aún su valor y que ahorrar se convierte ya no en una opción sino casi una obligación. Sin embargo, desde este punto de partida de aceptación del ahorro, comienzan las dudas, la primera de ellas es relativa a cuánto es necesario ahorrar.

Debemos partir de una base sólida: el ahorro es necesario el hábito de ahorrar debe incorporarse casi independientemente del modelo de economía doméstica que tengamos. Dicho de otro modo, no debemos buscar excusas al ahorro y, excepto en aquellos casos en los que evidentemente es imposible (desafortunadamente muchos casos) debemos incorporar a nuestra rutina económica este hábito.

Cuánto ahorrar

Técnicamente el ahorro tiene que provenir del saldo positivo que debe surgir al cruzar los gastos y los ingresos, por ejemplo mensuales. Esto dicho así parece sencillo, sin embargo, el consumo muy instaurado y disparado en los últimos años, hace que no seamos muy objetivos a la hora de calibrar el gasto justo para nuestra economía doméstica, cuando no directamente los costes y gastos de nuestro día a día hacen imposible llegar a un saldo positivo a final de mes.

Por tanto el primer ejercicio de reflexión antes de preguntarse sobre la cantidad a ahorrar tiene que ver con el control de gastos y cómo podemos aplicar dicho control.

Resulta curioso que, cuando nunca se ha aplicado un control de gastos en la economía doméstica, el hecho de ajustar un presupuesto realista y ceñirse a él suponer unos márgenes de ahorro espectaculares generalmente. Sería sobre esa cantidad, sobre ese sobrante sobre el que debiéramos trabajar cara a cuantificar el ahorro necesario para nuestros intereses.

Una buena economía doméstica, bien planificada y controlada, va a ayudar mucho en esta tarea.

A la hora de ahorrar

Vamos a encontrar modelos muy diferentes para esta manera de entender el ahorro. Desde un punto de vista económico, y obviamente salvando las circunstancias personales que pueden acercar o no al usuario esta posibilidad, un ahorro correcto sería aquel que va del 8% hasta el 15% de los ingresos brutos.

Esto no ha de tomarse lógicamente al pie de la letra, sin embargo, puede ser una referencia interesante a la hora de calibrar hacia donde podemos dirigir nuestro ahorro, teniendo además en cuenta que de ese porcentaje no sólo surgen elementos como los productos de ahorro a largo plazo, sino también la posibilidad del ahorro a corto y medio plazo con liquidez.

Un modelo de ahorro interesante es el que se plantea por ejemplo de manera progresiva. En este ahorro comenzamos en una primera fase en la que, por ejemplo, tratamos de cubrir nuestros gastos mensuales a base de ahorrar durante un período de tiempo abre paréntesis los gastos de un mes por adelantado se entiende)

En una segunda fase nos lanzaremos ya con esa salvaguarda cumplida a aportar a productos de ahorro cara a la jubilación hasta ir consolidando una cartera interesante. Y en una tercera fase podríamos buscar ya productos más orientados a la rentabilidad, e incluso, apostar por inversiones con cierto nivel de riesgo en busca de mayores niveles de rentabilidad.

No nos planteamos en este caso una cantidad o porcentaje determinado de ahorro, y si unos objetivos a los que podemos poner tiempo. Cualquiera de estos ejemplos es válido, lo importante es el control y el ahorro aplicado a nuestro día a día.

Este modelo no cuantifica la cantidad real que debiéramos invertir en ahorrar cada mes, de hecho sería un modelo por objetivos mucho más flexible y menos rígido a la hora de las aportaciones al ahorro que plantearnos necesariamente un porcentaje de los ingresos a descontar periódicamente.