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Sí o no a aplazar pagos con la tarjeta de crédito

Se acercan las Navidades y con ella es uno de los puntos altos de gasto para la economía doméstica en general. En el marco de las Navidades quien más quien menos planificada de un modo u otro estos gastos, siendo bastante común el uso de las tarjetas de crédito para aplazar pagos. Sin embargo, aplazar pagos con la tarjeta de crédito no siempre es una opción recomendable, hay que tener en cuenta diversos elementos.

Es evidente que el aplazamiento del pago es uno de los puntos fuertes de muchas tarjetas de crédito en cuanto a funcionalidad, pero, la funcionalidad no siempre va acompañada de un precio interesante y por tanto merece la pena valorar los pros y contras antes de aplazar pagos con  la tarjeta de crédito.

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En primer lugar debemos tener claro siempre que existen diferentes modelos de aplazamiento, y esto va a ser determinante a la hora de aplazar pagos con la tarjeta de crédito. Por un lado vamos a encontrar los aplazamientos que se ejecutan directamente sobre los importes dispuestos en la tarjeta. Esto realmente lo que hace es generar una posibilidad de fraccionamiento en cuotas más o menos fijas según el deseo del cliente durante un periodo de tiempo. Por otro lado encontramos las tarjetas que permiten el aplazamiento de pagos concretos, por ejemplo realizar una compra de un producto determinado y aplazar ese pago concreto a una fecha posterior, estas tarjetas responden habitualmente al perfil de tarjetas de fidelización, y, por supuesto también suelen presentar un límite máximo de disponible en relación a la compra, pero son más flexibles en cuanto al aplazamiento del global aunque pueden no retornar el disponible hasta el fin de la operación.

Es relativamente común encontrarnos en ambos casos un pequeño período ventana en torno a los tres meses en el que puede que no se apliquen intereses o se haga con intereses muy bajos, sin embargo generalmente a partir de ese periodo y entre los tres y los seis meses comienza a aplicarse estos intereses que al final pueden acabar siendo gravosos, todo esto sin contar la posibilidad de no responder a algún pago con lo que puede suponer de costes añadidos.

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Pros y contras

En primer lugar, y para el común de los mortales, no se trata de aplazamientos de gran importe. Esto es importante señalar lo ya que realmente lo que nos vamos a encontrar en todo caso es la posibilidad de aplazar como mucho entre 600 € y 1200 € en plazos que no superan los seis meses, es cierto que en algunos casos estos límites pueden ascender hasta cerca de 3000 €, pero no será lo común al menos en las tarjetas con aplazamiento del pago por compra específico.

Obviamente la principal ventaja de estas tarjetas es el aplazamiento y la posibilidad de segmentar una deuda concreta. Bien manejada, sin aplicación de intereses, esta situación puede ser muy beneficiosa para el usuario que de este modo pasa a controlar el gasto de manera segmentada pero sin que le suponga un coste añadido por intereses.

En cualquier caso hay que tener presente que las tarjetas de crédito son uno de los principales canales a la hora de generar sobreendeudamiento la economía doméstica, esto es así por un uso incorrecto en la mayoría de casos, por ello, hay que tener en cuenta que utilizar una tarjeta no especialmente dotada para el aplazamiento de pagos para esta acción puede acabar suponiendo un problema no sólo por los intereses generados sino también por lo que puede acarrear en caso de impago.