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Estanflación: qué es, causas y consecuencias

Puede que la estanflación nos suene por la última crisis vivida. Pero en realidad este concepto económico (el término como tal) data de 1965. Es una situación delicada y compleja, que tiene sus causas en un desequilibrio y sus consecuencias pueden ser devastadoras para la economía. Hoy en Opcionis te explicamos qué es la estanflación.

¿Qué es la estanflación?

La estanflación es un concepto económico, macroeconómico para ser más exactos. Es una situación concreta en la que se encuentra la economía (difícil según veremos a continuación). Se caracteriza por se una combinación de una situación inflacionaria y a su vez con decrecimiento económico (estancamiento + inflación = estanflación).

Esta situación, como se puede intuir simplemente por la combinación de los dos factores económicos que la componen, tiene una serie de efectos perversos para la economía de un país.

El término estanflación fue tomado de un discurso que pronunció, en 1965, Ian McLeod (el que era por aquel entonces Ministro de Finanzas británico) en la Cámara de los Comunes. Desde entonces se acuñó como tal, representando hoy un estado concreto de la economía.

Básicamente se refiere a que la economía se estanca a la vez que la inflación no baja (lo normal sería que la inflación subiese o bajase según el crecimiento o decrecimiento económico). La estanflación significa alzas en los precios y decrecimiento económico a la misma vez, ¿cómo es posible esta situación tan grave que puede producir pobreza para la población? Veamos sus causas y sus consecuencias.

Causas de la estanflación

En principio, podemos identificar una situación de estanflación porque el crecimiento de la economía (medida por el Producto Interior Bruto o PIB) es negativo. Se dice que dos trimestres consecutivos con un crecimiento del PIB negativo es motivo de declarar a la economía en recesión. Como es natural en este entorno, la tasa de desempleo crece.

Lo lógico sería que al haber una tasa de paro mayor, las familias pierden poder adquisitivo y no tienen la misma capacidad de compra. Como consecuencia de ello, los precios no pueden ser empujados al alza, todo lo contrario, deberían decrecer también. Pero, contra la lógica económica, los precios no bajan. El escenario es crítico, familias con poco poder adquisitivo y precios al alza. En síntesis, esto es sinónimo de pobreza.

Las causas de esta situación se deben a una serie de factores económicos típicos de las economías mixtas. En otras palabras, mecanismos económicos creados precisamente para regular la economía y no dejarla al arbitrio de la dura ley del capitalismo. Por ejemplo: Establecer salarios mínimos, ayudas y subsidios (por desempleo y por otros motivos), políticas fiscales, políticas monetarias… y otra serie de inyecciones monetarias artificiales (en el sentido de que no están basadas en la ley de la oferta y la demanda).

Todo esto provoca que la economía reaccione de una forma diferente a lo que nos dice la teoría y la lógica económica. Por decirlo de alguna forma, la economía, basada en la ley natural del mercado, se distorsiona. La situación es grave por varios motivos:

Consecuencias de la estanflación

La primera, más evidente y de efecto más inmediato es la consecuencia que se ha nombrado anteriormente: Pobreza. Mucho más si la estanflación se prolonga en el tiempo (por ello requiere de medidas efectivas, rápidas).

La actividad económica se contrae. Esto puede provocar (normalmente) una devaluación de la divisa (consecuencia de menores exportaciones). A su vez, la producción no cae en todos los sectores por igual. Las señales que tenemos acerca de lo que está pasando son contradictorias. Si bajamos los tipos de interés otra serie de medidas para acelerar la economía; crearemos aún más inflación.

Por el contrario, si tomamos medidas económicas para reducir la inflación (encaminadas a desincentivar la actividad económica; contribuimos al decrecimiento y, a su vez, a una mayor tasa de desempleo.

La situación es como un tablero de ajedrez en el que tendremos que sacrificar piezas con el fin de ganar la partida. Las medidas económicas que se tomen en cualquier sentido harán algún mal en alguno de los factores que componen la estanflación.

Perder por un lado o perder por el otro, este es el gran dilema de la estanflación. A lo que hay que sumar las consecuencias directas y nocivas que se están generando para la población. La presión está servida.

Las consecuencias menos directas de este escenario es la sensación de que las medidas adoptadas no son las correctas (debido a lo dicho anteriormente acerca de la incompatibilidad de factores). Esto puede provocar una crisis social y política. Lo cuál contribuye a generar un clima crispado y a tomar medidas más precipitadas.

Por algo se dice que una verdadera crisis económica es aquella que provoca un cambio social y hace tambalear los cimientos de la política de un país.

Cómo afrontar la estanflación

Según información basada en la experiencia de otras situaciones similares, la estanflación puede combatirse mediante una estrategia combinada de reducción de inflación y una política fiscal incentivadora a su vez.

La flexibilidad laboral puede ayudar a tratar de afrontar el problema del desempleo sin que esto haga que la inflación se dispare. Programas para mejorar la productividad pueden ser una de las mejores tareas a llevar a cabo. En definitiva, atacar a la oferta, con una serie de medidas que pongan en orden a la economía.

Se requiere que la oferta crezca de forma sostenible para que a su vez contrarreste la fuerte demanda que hace presionar los precios al alza, generando inflación. Si intentamos reducir la demanda, generaremos más decrecimiento. Por lo tanto, hay que equilibrar las fuerzas incidiendo tan sólo en aquellos sectores y aquellos puntos clave. Al tomar medidas globales y generalistas para equilibrar la oferta, corremos el riesgo de generar inflación.

Como se puede apreciar, las medidas de política económica para afrontar la estaflanción son muy delicadas.