Hace rato tenía ganas de escribir sobre esto, y un excelente e imprescindible artículo escrito por José Trecet me empujó a teclear algunas líneas sobre el tema de moda, la vivienda.
La mayoría de los economistas y hombres de las finanzas se han puesto de acuerdo para afirmar ahora que comprar una vivienda ya no es negocio, que no es una inversión rentable y que existen mejores ofertas, dadas las condiciones actuales de los mercados.
Parece que la tendencia es la de privilegiar el alquiler fundado en una idea que parte de una realidad, pero que termina en una interpretación personal de este tema. La mayoría de los que opinan que, hoy es preferible destinar nuestro dinero al pago del alquiler, en detrimento de la compra, justifican esta situación argumentando que los precios están por la nubes y que las condiciones actuales no favorecen invertir en vivienda.
Y es allí donde comparto a medias estas apreciaciones. Veamos, coincido plenamente en que con una tasa de paro como vive España, con incertidumbre económica inmediata y a corto, mediano y largo plazo no puede ser viable pagar los precios que se piden, y menos con la contracción que vive el mercado de las hipotecas.
Sin embargo, donde disiento es en que es preferible alquilar, en vez de comprar una vivienda y mi posición se basa en dos pilares. En primer lugar, el gastar dinero en algo que no es nuestro y en segundo termino en pensar que es una inversión.
Sigo sin entender porque se privilegia el pago de una renta a un tercero, de un bien que no es ni será nuestro en detrimento del pago de un préstamo que nos otorga un banco o una caja de ahorro para algo que terminará “bajo nuestro poder”. Al margen de las condiciones que hoy nos puede ofrecer una entidad, el cálculo es mucho más simple de lo que parece y no requiere de matemáticas, sino de sentido común.
Si nos gastamos 500 euros en un alquiler de un piso que no es nuestro, eso es directamente un gasto que no se recupera. Sin embargo, si gastamos 600, 700 u 800 euros en la cuota de una hipoteca, a pesar de que erogamos más dinero, ese bien es nuestro, y si a pesar de todo es un gasto, mañana será un activo en nuestro balance, porque, y si bien hasta cancelarlo todavía no es 100% nuestro, lo será.
Además, escucho a diario decir que no es una buena inversión porque los precios están inflados, pero me pregunto, ¿conocen a alguien que, en condiciones normales, hoy su vivienda valga menos que hace 20 años? Los precios y el nivel de vida crecen año a año, por lo tanto, salvo raras excepciones nuestro piso, por la inercia de la economía, costará más caro mañana que hoy.
Sin embargo, estos conceptos son aptos para el debate, pero donde me interesa argumentar es en el segundo pilar. Creo que donde los economistas se equivocan es en afirmar que es una mala inversión. Desde mi punto de vista, comprar una casa para habitarla no es una inversión, es un objetivo de vida y no conlleva sacarle un rédito económico.
Podemos pensar en comprar un piso pensando que en el futuro tendrá un precio más alto y así poder venderla mejor, sin embargo comprarnos una vivienda es ante todo, poder cumplir con el sueño de tener un verdadero capital propio que no se devaluará ni financieramente ni moralmente.
Para muchos que no han tenido una infancia fácil o una juventud llena de buenas noticias, el conseguir comprar una casa no lo ven con los mismos ojos que si tuvieran dinero para invertir en los mercados financieros.
Una inversión, es jugarse un capital para conseguir un rédito, y no creo que la adquisición de un inmueble para habitar sea lo mismo. Inversión es apostar por la bolsa, fondos, o la especulación de jugarnos una apuesta que puede o no salirnos bien, pero con la vivienda no se juega, porque desde mi punto de vista es un patrimonio sagrado que no es solo nuestro, sino de una familia.