El Pacto del Euro por aquí, el Pacto del Euro por allí, que si una declaración política a favor, que si una manifestación en contra, pero ¿sabemos realmente lo que es y para lo que sirve?
El Pacto del Euro no es más que la secuela del Pacto por la Competitividad que Alemania promovió este pasado mes de febrero como condición necesaria para aceptar el aumento del fondo de rescate de la Unión Europea, suavizando ciertos aspectos iniciales demasiado orientados hacia el mercado.
Se trata de un compromiso formal en el que todos los Estados miembros se comprometen a seguir unas políticas económicas comunes, con propuestas pactadas por el resto para intentar corregir todos, o parte, de aquellos aspectos que hayan fracasado en las economías que se vayan a rescatar.
Los cinco cimientos del pacto del Euro son:
1. Impulsar la competitividad: vinculando los salarios a la productividad, en lugar de a la inflación; descentralizando los procesos de negociación salarial; y fomentar el I+D+i.
2. Impulsar el empleo: Rebajando los impuestos a la contratación; aumento de la flexibilidad laboral; y lucha contra la economía sumergida.
3. Aumentar la sostenibilidad de las finanzas públicas: Manteniendo los déficits públicos por debajo del 3%; reformando el sistema de prestaciones, de pensiones y sanitario.
4. Reforzar la estabilidad financiera: Reforzando la coordinación de las políticas fiscales en el seno de la Unión.
5. Controlar el déficit: Limitándolo por ley.
Se trata por tanto de un giro neoliberal de las políticas económicas y fiscales de la Unión Europea en un intento de contentar a los mercados internacionales y conseguir así la financiación que ahora se les niega, para asegurar la sostenibilidad de los estados en el medio-largo plazo.
¿Puede haber otro camino? Tal vez, pero la realidad es que los acreedores son los que determinan el comportamiento.