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La crisis impulsa los seguros ligados a préstamos

En un momento de incertidumbre donde la morosidad no para de subir las entidades financieras están comenzando a protegerse. En primer lugar hace tiempo que se ha restringido el crédito y endurecido las condiciones para los préstamos personales e hipotecarios. En segundo, tanto bancos como cajas de ahorro empiezan a exigir o por lo menos recomendar la contratación de seguros asociados a los préstamos.

En el caso de las hipotecas,  incentivar al usuario a contratar algún producto financiero adicional es algo habitual. Entre las ‘estrellas’ destacan tarjetas de crédito y sobre todo seguros de vida vinculados al pago de la hipoteca. No existe ninguna obligación legal para firmar estos seguros y su conveniencia dependerá del nivel de endeudamiento y la capacidad de pago de cada usuario. En general se trata de una buena herramienta para protegerse ante imprevistos de causa mayor (por norma sólo suelen cubrir el fallecimiento y la incapacidad) ante los que cancelan el importe del préstamo. Como su propio nombre indica, se encarga de la amortización del capital pendiente del crédito.

En este sentido, cuanto mayor sea la deuda y más limitados los recursos, más recomendable es su contratación.  Del mismo  modo, menor es la necesidad conforme desciende el importe de la deuda. Por eso, por ejemplo, es importante no contratar seguros de prima única.

Seguros para todos los gustos

Aunque los seguros de vida asociados a préstamos son los más habituales existe una amplia gama de productos. Así, por ejemplo, en los últimos algunos ahorradores empiezan a contratar seguros contra la subida del euribor.  Estos seguros de protección de tipos sirven para limitar la fluctuación de un tipo de interés variable, marcando el techo al tipo y escogiendo la cobertura deseada. Así, el cliente no tendrá que hacer frente al alza del euribor en este caso.

Estos seguros, que no se limitan a l euribor, suelen tener una duración de entre 3 y 5 años, suficiente para cubrir la mayoría de ciclos económicos en los elementos que comúnmente se aseguran. El problema es que su coste suele ser demasiado elevado con primas cercanas al 1,5% del capital pendiente de amortización.

En los últimos años también se han puesto de moda otras modalidades de seguros vinculados a préstamos como los que cubren la pérdida del trabajo.

Las tarjetas de crédito también suelen tener varios seguros asociados al margen de los que ofrecen de forma gratuita. En el fondo se trata de seguros de vida que actúan como seguros de amortización y que el banco establece para asegurarse el cobro de la deuda en caso de fallecimiento del titular de la tarjeta.