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Formas de autoengañarnos con el dinero

Una de las primeras lecciones debe aprender cualquier inversor en Bolsa es a controlar sus impulsos y su subconsciente. La mente suele jugar muy malas pasadas a quienes se adentran por primera vez en el mundo bursátil e incluso los especuladores más experimentados sufren algún que otro traspiés por decisiones poco o nada racionales. Aunque los riesgos y sobre todo la rapidez con la que se puede ganar o perder dinero no se pueden comparar, la gestión financiera también está sujeta a las trampas de la mente humana.

La mayoría de los errores financieros son de un modo u otro consecuencia del autoengaño. Ramit Sethi ha reunido algunas de las mentiras más habituales que nos decimos a nosotros mismos para justificar estos fallos o, lo que es todavía peor, la pasividad ante la gestión financiera:

“Quiero hacer trabajar mi pasivo” – Todo un clásico. Sethi es tajante: “Me encanta cuando la gente dice eso porque entonces puedes estar seguro de que no tienen ni idea de lo que están hablando”. Aunque demasiado duro, no le falta razón. Es importante poner a trabajar el capital del que disponemos, es decir, lo que ahorramos, pero para el común de los mortales su principal fuente de ingresos seguirá siendo su trabajo. Por eso, en la medida de lo posible es más recomendable buscar una mejora salarial o profesional.

“Si me esfuerzo, podré ahorrar más” – Todos necesitamos ahorrar, pero incluso aquí hay límites. No se trata tanto de tener más fuerza de voluntad sino de planificar mejor y sobre todo automatizar la gestión financiera en la medida de lo posible (precisamente esto es lo que hacen los inversores en bolsa) para que no dependan tanto o estén tan expuestas al factor humano.

“No necesito un presupuesto escrito” – Esta es una de las más divertidas. La mayoría de personas piensa que con tener una idea general del estado de sus finanzas es suficiente, pero lo cierto es que hasta que no se ponen en un papel y por escrito los gastos e ingresos la imagen siempre estará incompleta. Sólo hay que ver las sorpresas que suelen aparecer cada vez que se hace un presupuesto detallado: ¿300 euros en comer fuera de casa? ¿150 euros en chucherías?….

“Voy a empezar a mantener un presupuesto detallado” – No hay que planteárselo, sino hacerlo. De todas formas, conviene matizar que crear (y sobre todo mantener) un presupuesto muy detallado es una tarea realmente ardua que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Si bien es cierto que es recomendable tener por escrito una hoja de gastos e ingresos, tampoco es necesaria que esta sea ultradetallada. Lo realmente importante es adquirir unos hábitos de consumo saludables y sobre todo ser consciente de la capacidad de gasto de cada uno.

“Mis amigos ganan menos pero se pueden ir más de vacaciones” – Se puede intercambiar vacaciones por ir al cine, comprarse un coche, cambiar la televisión, salir a cenar… La gestión financiera no consiste tanto en comparar sino en ser conscientes de nuestros límites. En este sentido, o bien los amigos son unos magos de las finanzas o unos consumidores compulsivos que prefieren endeudarse antes que vivir en función de sus posibilidades. Cada persona tienen sus propias prioridades y quizás hayamos pasado por alto que esos amigos no salen a cenar, tienen un coche viejo o no gastan tanto en comida… Lo importante de nuevo es gastar de acuerdo a nuestras posibilidades. Además, puestos a comparar, ¿no será mejor hacerlo con personas que son expertas en el manejo de sus finanzas?

“Yo soy diferente, no necesito ahorrar para una casa, boda, coche, hijos…” – A todo el mundo le gusta pensar y enfatizar sus diferencias frente a la masa, pero al final la mayoría actuamos de forma más o menos similar en lo que al consumo a largo plazo se refiere. En este caso el coche, casa, hijos etc se refiere al ahorro a largo plazo (10 años por ejemplo). Es complicado proyectar cuáles serán nuestras necesidades en una década (además estas varían en función de la edad), pero más vale estar prevenidos…

“Voy a invertir en Bolsa” -Este tipo de propósitos son en realidad un reflejo de la necesidad de obtener un rendimiento por nuestro dinero y de no desaprovechar las oportunidades que hay en el mercado. El problema es que la mayoría de personas que lo dice ni siquiera invierte en fondos, depósitos o productos financieros similares. Incluso la compra de una casa es una inversión y poca gente lo ve como tal. ¿Por qué entonces esa fijación por el mercado de valores? Quizás porque parece más fácil de gestionar, es menos dinero que una casa y parece que recuperar el dinero es más sencillo. Se trata de un gran error. Es bueno invertir en bolsa, pero para hacerlo hay que estar preparado y si no es así, quizás lo mejor es buscar otras inversiones alternativas.

“La gestión financiera es sólo para ricos” – Quizás el clásico por excelencia. Es lo que la mayoría de personas se dice a sí misma para justificar su desidia financiera (por eso en España casi el 40% del capital está en cuentas sin remunerar). Nada más lejos de la realidad. De hecho, cuanto menor es el capital disponible, más importante es optimizar su gestión y obtener de él el máximo rendimiento.

“En el banco ya se encargan de mi dinero” – Muy similar al anterior. Los bancos no son el demonio, pero tampoco son nuestros amigos y mucho menos unos gestores desinteresados que se preocupan exclusivamente porque nuestro dinero crezca. Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, las sucursales bancarias no dejan de ser las oficinas comerciales de los bancos y como tales su objetivo no es otro que el de vender.