La intervención de Caja Sur por parte de del Banco de España ha traído de nuevo a la palestra cuestiones acerca de la seguridad del dinero depositado en los bancos, tal y como ocurrió con CCM en 2009. En el caso de la caja de ahorros cordobesa, conviene recordar que se encuentra intervenida y que ya ha solicitado ayuda al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para hacer frente a sus obligaciones.
Sin embargo, lo que de verdad interesa a los ahorradores es saber qué pasa con su dinero y si deben proceder a retirarlo de una entidad intervenida. En teoría, la intervención del Banco de España de España debe ser vista como una garantía a corto plazo, ya que los administradores que se hacen cargo de la sociedad tienen como único objetivo la supervivencia de la misma por encima de otras cuestiones políticas o de cualquier lucha de poder interna que afecte a la entidad. Esto ni implica que el Banco de España sustituya la responsabilidad de los administradores en la gestión de la banca.
Además, en caso de una hipotética quiebra de la entidad hay buena parte del dinero que se encuentra asegurado. En concreto, el Fondo de Garantía de Depósitos cubre a los usuarios hasta 100.000 euros por depositante y entidad. Es decir, en el peor de los casos los ahorradores recuperarían esa cantidad y a partir de ahí habría que esperar a que se procediese la venta de activos de la entidad para saber si la cantidad podría ser superior.
Pero no todos los activos están garantizados de igual forma. Así, se garantizan los saldos acreedores mantenidos en cuenta, incluidos los fondos procedentes de situaciones transitorias por operaciones de tráfico y los certificados de depósitos nominativos que la entidad de crédito tenga obligación de restituir en las condicidones legales y contractuales aplicables, cualquiera que sea la moneda en que estén nominados, siempre que se hayan constituidos en España o en otro Estado miembro de la Unión Europea.
Pero no ocurre lo mismo en el caso de quiebra de la sociedad gestora de los fondos de inversión. Y es que las inversiones en bolsa o hechas a través de fondos corren a cuenta de inversor y será él quien corra con el riesgo de depreciación de los activos porque la inversión es suya. Los fondos de inversión y los planes de pensiones quedan fuera del balance de los bancos y son siempre por tanto patrimonio del cliente.
Por fortuna, esto no quiere decir que la sociedad quiebra o el inversor vaya a perder su dinero, ni mucho menos. Lo que ocurre es que el mecanismo para recuperar el dinero es ligeramente diferente, ya que no se acude al Fondo de Garantía de Depósitos, sino a Fogain, el fondo de garantía para las sociedades y agencias de valores y las sociedades gestoras de carteras, cuya cobertura alcanza los 20.000 euros.
El problema es que estos fondos de garantía sólo responderán si las acciones o los bonos quedan bloqueados y el cliente no los puede recuperar. Pero las pérdidas de valor acumuladas son irreparables, ya que se escapan a la regulación de la CNMV. El valor del rescate, por tanto, será el que resulte de la venta de los activos en los cuales ha invertido el ahorrador, a precios de mercado, hasta el tope antedicho de 20.000 euros.