Que el Banco de España se alineaba con las propuestas más neoliberales en materia de empleo no era desconocido, pero hasta ahora se había cuidado mucho de tomar las posiciones más radicales, aunque parece que esa prudencia que se le puede exigir a un organismo de supervisión financiera nacional ha pasado a mejor vida.
En la presentación de su “Informe Anual”, el Banco de España no ha dudado en responsabilizar al ordenamiento jurídico laboral de las elevadas tasas de desempleo que sufre nuestra economía, debido a su incapacidad para adaptarse a las circunstancias de cada conyuntura económica.
Así, las conclusiones del “Informe Anual” son claras y unidireccionales. En primer lugar abogan por una mayor flexibilización del mercado laboral, recrudeciendo la actual reforma laboral, demasiado corta a juicio de la entidad financiera. Esta flexibilidad debería de ser tanto interna como externa.
La flexibilidad interna tiene que ver con ajuste de los salarios, para lo que el Banco de España solicita la vinculación de estos con la productividad, y no con la inflación, así como posibles ajustes de jornada laboral, reduciendo horas, en lugar de despedir. Por otro lado, la flexibilidad externa está relacionada con la facilidad para la contratación y el despido, tratando de eliminar la dualidad del mercado laboral español y abaratando el despido.
El aspecto más polémico, sin duda, es el abaratamiento del despido, ya que pondría en manos de las empresas una herramienta de ajuste brutal en épocas de crisis, con el posible perjuicio que podrían provocar en el ciudadano de a pie, sin una red de capital humano sobre la que sostenerse. Algunos economistas han apostado, también por esta propuesta del Banco de España, yendo hacia el despido libre, pero, eso sí, con una capitalización humana para el trabajador que le permita su reinserción laboral en momentos de desempleo.
Por otro lado, el Banco de España, ha arremetido fuertemente contra la prestación por desempleo, acusándola de retrasar la incorporación de los trabajadores al mercado laboral, que prefieren agotar sus prestaciones antes de comenzar a buscar un puesto de trabajo. En ese sentido, el regulador financiero español ha dicho, sin cortarse, que la prestación por desempleo es negativo para la economía.
Esto es un ataque directo contra el estado del bienestar, porque aunque casi todo el mundo puede coincidir en aceptar una modificación de la regulación sobre prestaciones vigente, lo cierto es que la eliminación del sistema sería más perjudicial que beneficioso.
En definitiva, el Banco de España sigue aprovechando su situación teórica, sin capacidad real de acción, para dar lecciones de moralidad y consejos que no van a ningún lado, más allá del mantenimiento de la ortodoxia más estricta.