1- Reforma laboral
La reforma laboral ha sido un paso sustancial en la dirección correcta, aunque apunta a la persistencia de desequilibrios como la brecha entre los empleados temporales y los indefinidos.
Se destaca que la indemnización de 33 días por año trabajado fijada para los despidos improcedentes debería reducirse más, ya que sigue siendo alta en comparación con otros países. Se propone avanzar hacia un contrato único con indemnizaciones por despido que vayan creciendo conforme al tiempo trabajado.
En materia de flexibilidad, es positivo que se haya potenciado el convenio de empresa y recortado el periodo de ultraactividad (prorroga automática de un convenio expirado) a un año.
Por otra parte la negociación colectiva sigue siendo rígida y recomienda la supresión de la ultraactividad en los convenios sectoriales y que las empresas puedan participar en las negociaciones salariales sectoriales.
Son preocupantes las altas tasas de desempleo juvenil y reclama una actuación inmediata con políticas activas dirigidas a los jóvenes más castigados por la crisis, los que tienen menor formación.
Se considera importante dar un impulso a las políticas activas de empleo a nivel regional y emplaza al Gobierno a corregir las altas tasas de abandono escolar a edades tempranas, para lo que sugiere que se facilite avanzar de curso reduciendo las competencias mínimas exigibles.
2- Profundizar en la reforma de las pensiones
Se podría ahorrar en las pensiones de viudedad a futuro, dada la alta participación de las mujeres más jóvenes en el mercado de trabajo, de tal forma que la prestación se concentre en los casos de necesidad.
No están suficientemente reconocidas las carreras de cotización más largas ni adecuadamente incentivada la prolongación de la vida laboral, por lo que aboga por requerir más años de cotización para obtener la pensión completa 37 y toda la historia laboral para calcular el importe de la pensión.
Es importante la necesidad de que se acometan políticas que aseguren un uso eficiente y sostenible de los recursos naturales, y en particular del agua, recurso escaso y usado de forma intensiva, razón por la que recomienda mayores subidas de precios que reflejen más adecuadamente su coste.
3- Subida del IVA
El sistema impositivo español está demasiado dirigido hacia las rentas del trabajo, especialmente a unas cotizaciones a la Seguridad Social que a su juicio deberían reducirse, ya que son los tributos más dañinos para el crecimiento económico y el empleo.
Sin embargo, en España se mantienen relativamente bajos los impuestos indirectos que gravan el consumo, la mayoría de los productos y servicios deberían estar gravados al tipo general de IVA (21 %).
Se recomienda eliminar o reducir sustancialmente las deducciones por aportaciones a planes de pensiones, que sobre todo benefician a familias de ingresos medios y altos.
En lo que se refiere a los impuestos medioambientales, en España suponen un 1,5 % del PIB, considerablemente menos que en otros sistemas fiscales europeos, en los que están en ocasiones por encima del 4 %.