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Diferencias entre renting y leasing

En el artículo que os presentamos hoy en Opcionis veremos qué es un leasing, un renting y cómo funciona cada uno de estos modelos. Posteriormente explicaremos las diferencias más significativas para que puedas decidir cuál de estas dos opciones puede ser más recomendable.

Qué es renting y cómo funciona

Renting es simplemente una modalidad de alquiler. Bueno, el contrato en sí mismo es de arrendamiento, pero también incluye una serie de servicios adicionales; como podrían ser los relativos al mantenimiento del bien arrendado.

Por ejemplo, imaginémonos un emprendedor. Un profesional digital como, por ejemplo, un diseñador gráfico. A priori, este tipo de profesionales deben tener un equipo informático potente, puesto que trabajan con programas y archivos que requieren de estos requisitos. Supongamos que nuestro amigo emprendedor debe renovar sus equipos cada 3 años debido a la obsolescencia de las tecnologías y al propio uso de los equipos.

Como es lógico, la primera opción que tiene es comprar el equipo (financiándolo o no) e ir amortizando con parte de sus beneficios el desgaste. Para, llegado el momento, pueda renovarlo. Sin embargo, tiene otra opción, ¿para qué comprar un equipo que debe renovar y desechar a los tres años? Puede perfectamente llegar a un acuerdo de renting, en el cual se ponga a disposición de esta persona un equipo informático en régimen de alquiler, con una serie de servicios de mantenimiento y reparaciones adecuados a sus necesidades exactas.

Hemos puesto el ejemplo de material informático, sin embargo, es perfectamente aplicable a otra serie de bienes. Los vehículos de empresa son un ejemplo de los más comunes. En ellos pueden incluir los gastos de reparación, mantenimiento, seguros, asistencia. Con fines de realizar un contrato adaptado a cada arrendatario.

Cualquier persona puede acceder al renting; no obstante, esta modalidad de arrendamiento y uso de bienes de equipo es muy utilizada por emprendedores, autónomos y pequeñas empresas que prefieren no acudir a la compra del bien (por los motivos descritos de obsolescencia y renovación). Además, procura una serie de beneficios fiscales al poder deducir la cuota mensual de arrendamiento.

Qué es leasing y cómo funciona

Partiendo de la base de que alquilamos un bien, para los mismos fines que hemos expuesto en el apartado anterior con respecto al renting, podríamos estipular una cláusula que indique que el arrendatario, llegado el momento de terminación del contrato, tiene la opción de comprar el bien arrendado por su valor residual. Esto es un leasing.

Como se puede apreciar, existen dos modalidades contractuales en un contrato de leasing:

  1. Contrato de arrendamiento durante el uso y disfrute del bien
  2. Contrato de opción de compra cuando llegue el momento de renovarlo

El contrato de opción de compra, otorga al arrendatario el derecho, pero no la obligación, de poder comprar el bien en propiedad. También podría escoger no ejercer esta opción y renunciar a tener el bien en propiedad. El precio al cual se suele vender el bien coincide con su valor residual. Es decir, una vez depreciado al máximo el bien.

Los bienes pierden valor como consecuencia del uso y desgaste de los mismos, a esto nos referimos cuando hablamos de depreciación. Durante la vida del bien, el arrendatario paga una serie de cuotas, de modo que el bien se va amortizando. Cuando llega el momento de la finalización del contrato, suele coincidir con la fecha en el que el bien ya ha sido amortizado (por lo que queda su valor residual).

La mayor ventaja que tiene el leasing es su amortización acelerada, lo que trae beneficios fiscales. Es un buen modo de adquirir bienes, los cuales estamos disfrutando (aunque no sean de nuestra propiedad, sino en régimen de arrendamiento) para posteriormente comprarlos definitivamente pagando una última cuota (que suele coincidir con el valor residual). Es un modo de financiación.

Aunque también existe una modalidad, llamada “leasing operativo”, que es más parecida al renting que otra cosa.

Diferencias entre leasing y renting

Como hemos podido apreciar, la principal y fundamental diferencia entre un leasing y un renting es la posibilidad de comprar el bien a la finalización del contrato. Mientras que bajo un contrato de renting nunca se tendrá la posibilidad de llegar a tener el bien en propiedad. Como segunda opción, tenemos también que en el renting se incluyen unos servicios adicionales por el arrendamiento de un bien.

Hay otra serie de diferencias, por ejemplo podríamos citar que un renting puede ser utilizado por cualquier particular. Mientras que el leasing es una modalidad de financiación de bienes de equipo (que suelen ser caros y duraderos) reservado para empresas o trabajadores autónomos (solo incluye bienes que puedan ser explotados por una empresa).

Por lo demás, ambos tipos de contratos son de arrendamiento a largo plazo y los dos tienen ventajas fiscales para las empresas o autónomos. Los beneficios fiscales del leasing vienen definidos por las características de amortización contable (amortización económica) que estos bienes presentan (en el leasing). Además, la propia cuota de arrendamiento es un gasto deducible.

Son dos opciones recomendables, para según que situaciones y qué necesidades pueda tener aquel que pueda necesitarlo. Vamos a ver cuál de los dos es más recomendable.

Leasing y renting ¿cuál es más recomendable?

Para determinar qué opción es más recomendable deberemos atender a nuestras necesidades operativas, así como a los períodos de amortización y renovación de nuestros activos. Por ejemplo, un leasing tiene una duración mínima legal de 2 años, pero no tiene máximo legal. Por otra parte, un renting tiene una duración máxima normalizada de 60 meses. Por lo que si estamos pensando en adquirir un inmueble, lógicamente un leasing será la opción más recomendable.

También podemos afirmar que en un renting el gasto mensual que nos supone es perfectamente previsible, puesto que quedan al margen averías y otros aspectos. Mientras que en un leasing no tenemos esta ventaja; deberemos hacer frente a todos los gastos que pueda generar el bien.

En definitiva, en base a lo explicado y a las necesidades operativas, financieras y otras cuestiones, podremos determinar qué modalidad de contrato nos es más conveniente. No podemos establecer reglas fijas, depende de cada empresario (o particular, para en el caso de un renting). Sin embargo, sí que podemos decir que si lo que se pretende es conservar el bien en propiedad, el leasing es la opción que debes escoger. Pero, recuerda que el leasing no está disponible para los particulares.

Comprar un coche con un plan de leasing o renting

¿Qué ventajas obtendríamos si realizamos la compra de un coche con un plan de renting y leasing? Vamos a verlo a continuación.

Comprar un coche con un plan de renting

El renting es un alquiler a largo plazo y su gasto puede desgravarse. Esto es especialmente útil si la adquisición del vehículo es para una empresa o un trabajador autónomo. Suele resultar interesante comprar un coche en renting (lo de comprar es un eufemismo, porque en realidad se alquila) debido a que, normalmente, este tipo de contratos conllevan el mantenimiento del bien. Para el caso de un vehículo, dado que se trata de un bien que requiere un mantenimiento constante, resulta una buena opción en este sentido.

Una de las dudas más comunes y que repercuten en la decisión de los usuarios a la hora de conseguir un coche con un plan de renting es que, al tratarse de un coche usado y que se ha mantenido en régimen de alquiler, puede haber cambiado de dueño en varias ocasiones. La realidad es que como norma general, este tipo de vehículos suele haber tenido el mismo conductor (recordemos que se trata de un contrato de alquiler a largo plazo). A esto hay que sumarle lo dicho anteriormente relativo al mantenimiento del vehículo, lo que produce que todavía se encuentre en muy buenas condiciones.

En definitiva, un plan de renting, como norma general, resulta ser una buena opción. Pueden adquirirse berlinas de lujo, en buen estado, bien equipadas y con unos pocos años de antigüedad.

Comprar un coche con un plan de leasing

Al igual que ocurre con el renting, este tipo de contratos tiene una serie de ventajas; aunque resultan confusas para muchos usuarios. El leasing es como un alquiler, sin embargo, podemos adquirir el vehículo en propiedad al final del mismo. Es decir, tenemos la potestad de renovar el coche o quedárnoslo definitivamente (algo que ofrece seguridad, lo cual, supone una ventaja). Algunos tipos de leasing sí que tienen una cláusula que obliga al usuario a comprar el coche una vez finalizado el contrato de leasing (leasing de tipo abierto). No obstante, este tipo de leasing suele resultar interesante para algunos usuarios.

Una de las ventajas de comprar un coche con un plan de leasing es que los pagos mensuales pueden ser más bajos si los comparamos con una financiación (esto no es una regla fija, depende de las condiciones). Tampoco exige un pago inicial y debemos añadir otras ventajas de tipo fiscal, interesantes para autónomos y empresas.

En realidad, la parte negativa suele venir del hecho de que realmente no eres el dueño del coche, además de algún tipo de acuerdo que obligue a realizar unas serie de kilómetros anuales. Cancelar el contrato de leasing puede llevar costes. Aun así, resulta una buena opción para profesionales que necesiten cambiar de coche cada pocos años.