El epígrafe del IAE (Impuesto de Actividades Económicas) y el código CNAE (Clasificación Nacional de Actividades Económicas) son dos secuencias numéricas diferentes. Aunque muchas veces invitan a la confusión. No sólo el número es diferente, el organismo que lo exige es diferente y las funciones que tienen dichos códigos son diferentes. ¿Cuáles son las diferencias entre los epígrafes IAE y códigos CNAE? En este artículo que hemos elaborado en Opcionis vamos a explicarte cada uno de ellos y el porqué son diferentes.
Qué son lo epígrafes IAE
En un principio, cabe la pena destacar que el IAE es un impuesto: El Impuesto de Actividades Económicas. Dicho impuesto es obligatorio para autónomos y empresas que desarrollen las actividades a las que se refiere (actividades económicas, profesionales o artísticas). Aunque existen una serie de exenciones y es muy raro que se efectivamente se liquide (a no ser que la facturación supere un millón de euros), no exime de la obligación de estar dado de alta en dicho impuesto.
Al darse de alta en este impuesto, se debe indicar qué tipo de actividad es la que se pretende desarrollar. ¿Por qué? Sencillamente porque no todas las actividades económicas tienen el mismo tratamiento fiscal (por ejemplo, hay actividades que no es posible tributar en estimación objetiva o “módulos”, frente a otras que sí está permitido). La Administración Tributaria, en base a la política fiscal, trata cada actividad económica, profesional o artística de un modo u otro. Pero para poder realizar este trabajo primero debe clasificar la actividad económica.
Por lo tanto, cada una de las actividades económicas, profesionales y artísticas de dicho impuesto deben estar perfectamente diferenciadas. Para este fin se le asigna un código; este código es el llamado epígrafe del IAE. Es importante, porque en función de un código u otro, es decir, una actividad u otra, puede que se tribute de diferente modo (por ejemplo, el régimen de IVA aplicable).
Podríamos considerar los epígrafes del IAE cómo los códigos de identidad de cada una de las actividades económicas. Al igual que los agentes que actúan como sujetos pasivos tienen cada cual su NIF o CIF. Estos códigos identificativos son utilizados a efectos fiscales.De modo que no haya confusión entre una actividad u otra.
Si por ejemplo nos fijamos en un almacén de cierta envergadura, en el cual hay una gran multitud de productos y referencias, no es de extrañar que el gestor (o responsable) del almacén asigne un código de referencia a cada uno de los artículos. ¿Con qué fin? Para facilitar su identificación, localización y en definitiva su trabajo. Algo similar sucede con los epígrafes del IAE y Hacienda.
Qué son los códigos CNAE
El código (también numérico) CNAE (Clasificación Nacional de Actividades Económicas), por otra parte, se rige por un Reglamento Comunitario. Dicho reglamento exige a todas las empresas (y otras instituciones, como el Gobierno) encasillar a las empresas según un código de actividad con fines de poder realizar las estadísticas oportunas. Por consiguiente, podemos extraer como primera conclusión que el código CNAE también es obligatorio (puesto que lo exige la normativa). Además, no es de índole fiscal.
Pero hay más, este código es de aplicación por la Seguridad Social. En función de qué actividad se esté desarrollando (según el código CNAE) se impondrá un tarifa u otra para cubrir los riesgos profesionales. Por consiguiente, el importe de las cotizaciones a la Seguridad Social depende del código CNAE en el que se esté inscrito.
No se trata de un código impuesto por la Seguridad Social. En absoluto. Principalmente tiene fines estadísticos, sin embargo, la Seguridad Social lo toma como referencia para sus funciones. ¿Por qué esto es así? Posiblemente porque el CNAE se adapte mejor que el IAE para las necesidades informativas de la Seguridad Social, por este motivo (repetimos, posiblemente) escoge este y no aquel. Pero lo cierto es que la Seguridad Social, al no disponer de código de actividad propio, lo toma de otra fuente y ha optado por el CNAE.
Es también de un código que clasifica las actividades económicas, pero de una naturaleza distinta al epígrafe del IAE. De forma que ambos códigos son obligatorios y diferentes uno de otro. Pero ¿cuáles son las diferencias más relevantes? Seguro, querido lector, que a lo largo de estas explicaciones has podido ir deduciendo la función de uno y de otro, no obstante, remarcamos las diferencias en el siguiente apartado.
Diferencia entre los epígrafes IAE y códigos CNAE
Como primer punto a resaltar, y principal diferencia, diremos que el organismo encargado de asignar dichos códigos es distinto. Esto produce que las secuencias numéricas de los códigos no sean iguales. Mientras que el IAE tiene efectos fiscales, el CNAE es utilizado para elaborar las estadísticas públicas (lo cual no exime de que la Seguridad Social lo tenga en cuenta para el cálculo de las cotizaciones, pero no tiene más relevancia). Así es, el IAE está basado en las leyes fiscales de nuestro país. Por otra parte el CNAE parte de un Reglamento Comunitario.
Ni el IAE tiene efectos más allá de lo que supone el ámbito de la Administración Tributaria, ni el CNAE entra en el círculo de Hacienda (no supone un impuesto). Cada cual se las arregla con su código para encasillar las actividades económicas. Cada organismo tiene un fin distinto y utiliza un código diferente, supuestamente más adaptado a sus necesidades.
Lo que sí debemos hacer hincapié es que ambos códigos son de obligatoria obtención. Ambos identifican nuestra actividad económica o profesional y uno de ellos tiene repercusiones fiscales. Aunque el otro no deja de ser importante por el hecho de ser utilizado por la Seguridad Social para el cálculo de las cotizaciones por riesgos profesionales (por cierto, el CNAE se puede cambiar incluso en la Sede Electrónica de la Seguridad Social).
Para qué sirven los códigos IAE y CNAE
Tanto los códigos CNAE como los epígrafes del IAE cumplen una función, de cara a las relaciones que pueda tener una empresa o un profesional con respecto a la Administración Pública. Es un modo de clasificación de las actividades económicas.
Para qué sirven los epígrafes del IAE
No todas las actividades mercantiles y profesionales tributan de la misma forma; la política fiscal tiene mucho que ver en esto. La primera clasificación que realizan estos códigos a la hora de darse de alta en Hacienda es distinguir si se trata de una actividad empresarial, profesional o artística. Puesto que ninguna de las tres tiene la misma fiscalidad.
La diferencia principal entre una actividad profesional y una empresarial estriba en la infraestructura que se requiere. Las actividades artísticas, tales como la música o la pintura, completan el listado. En base a esta primera clasificación se calculará el impuesto a pagar. Una mala decisión puede suponer un coste adicional de 250 euros en impuestos. Por lo tanto, se recomienda que se seleccione un único epígrafe del IAE a la hora de tramitar el alta censal (si verdaderamente nos dedicamos a una única actividad). El motivo no es otro que puede aplicarse una tributación diferente si decidimos darnos de alta en cualquier otro epígrafe.
El secreto de todo esto sencillamente es tener una muy buena planificación de la actividad económica que se pretende realizar antes de proceder a realizar el alta en Hacienda.
Por consiguiente, concluimos que el epígrafe IAE determina el tipo de tributación. Esa es su función.
Para qué sirven los códigos CNAE
La Clasificación Nacional de Actividades Económicas describe la actividad a realizar de una forma más específica que el epígrafe IAE. El objetivo de este código es, fundamentalmente, realizar estudios y comparaciones. De este modo se llevan a cabo multitud de análisis estadísticos sobre la situación económica de nuestro país. Estos estudios cumplen con una función importante para tomar decisiones económicas de todo tipo, desde programar la política a llevar a cabo hasta estudios de mercado.
El principal órgano dedicado a realizar estudios de este tipo es el Instituto Nacional de Estadística (la nomenclatura utilizada para clasificar a las empresas según su código CNAE nace de esta institución). Además, este código suele utilizarse en los documentos relacionados con la Seguridad Social. Sin embargo, lo más principal, es que el código CNAE no tiene una naturaleza fiscal; y aquí radica la principal diferencia.
Toda la actividad empresarial española está listada en estos códigos. Por consiguiente, podremos imaginarnos su complejidad. Para acceder a un dato concreto se utilizan herramientas específicas. Existe un directorio de empresas por la actividad CNAE, en el que tan sólo seleccionando una actividad determinada se mostrará un listado con todas las empresas incluidas. También puede realizarse una búsqueda inversa, seleccionar la empresa y determinar qué actividad es su objeto según el código CNAE al que está inscrita.
Por lo tanto, concluimos que el código CNAE tiene unos fines estadísticos y de estudio. Necesarios para tomar decisiones de tipo económico.
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