Aquí radica definitivamente una de las patas rotas de la economía española, la falta de financiación. Los datos son tan evidentes que las palabras sobran. Para crecer (o para salir de la crisis) necesitamos dinero, pero también debemos ser lo suficientemente sólidos para pagar nuestras deudas.
El año 2009 ha estado marcado por la caída del crédito y el aumento de la mora. Según datos de Asnef, el último ejercicio ha cerrado con un total de 23.461 millones de euros, lo que supone un descenso del 25,7% respecto al ejercicio anterior.
En especial, la financiación que más fuerte a sufrido esta baja ha sido la referente a los automóviles, con una caída del 37%, y una suba media de la mora del 63%. Además, de los 6.324,5 millones de este segmento, otro que ha sido muy castigado es el vinculado al consumo (-20,5%).
Dentro de los créditos al consumo, el descenso más “drástico” ha sido el de los préstamos personales, con una estrepitosa caída del 63,8%, hasta los 744,8 millones de euros.
Por su parte, las operaciones con tarjetas de crédito han visto bajar sus números en un 12,9%, con 12.704 millones, mientras que los créditos de consumo retrocedieron un 24,9%, hasta 3.688 millones.
En cuanto a la morosidad, los números asustan, ya que aumentó de media un 63% en relación a 2008, y se estima que para este año, la tasa seguirá creciendo, aunque en menor medida.
Por sectores, en 2009 los créditos al consumo marcaron una tasa del 22,4%, frente al 13,7% de 2008, mientras que la mora en los créditos del sector de la automoción terminó en el 14,2%, frente al 8,7% de 2008.
¿Dónde se concedieron más creditos?
Madrid ha sido la comunidad autónoma más beneficiada con 5.038,2 millones de euros, seguida de Andalucía (3.864,7 millones) y Valencia (3.560 millones), mientras que Cataluña registró 3.366 millones.
Lo cierto es que sin financiación, con los elevados niveles de morosidad, con una tasa de paro record y una inestabilidad económica muy fuerte, las entidades financieras continuarán prestando a cuenta gotas, y las familias seguirán padeciendo la eterna sed que produce una sequía económica como la que estamos soportando.