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Cómo invertir en acciones sin comprar acciones

Cuando hablamos de invertir en bolsa solemos pensar en comprar acciones de una u otra compañía por el importe total. Sin embargo, existen diferentes fórmulas para operar en acciones sin tener que hacerse con el título ni desembolsar el total de su coste, operando sólo con el precio como subyacente, por ejemplo ¿Quieres saber el resto?

El trading de acciones no tiene por qué limitarse a la clásica compra de los títulos de una u otra compañía. Estamos acostumbrados a comprar un título por el importe total y a ser los titulares de esa acción. Sin embargo, la evolución de los mercados financieros ha servido para crear otras alternativas de inversión, otras formas de invertir en acciones.

Hoy en día es posible invertir en acciones sin comprar acciones. Lo primero que debes saber en este sentido es que hay más de una vía invertir en un título bursátil a través de productos derivados, que en realidad utilizan el precio de la acción como subyacente y para los que ni siquiera es necesario hacerse con el total de ese activo.

Una de ellas es utilizar los CFDs o contratos por diferencias para invertir sobre el precio de los acciones. Los CFDs son un producto flexible que permiten operar por el valor de las acciones subyacentes depositando solamente un pequeño porcentaje como margen. A efectos prácticos, estarías invirtiendo en acciones sin asumir el coste real de tenerlas en cartera y tendrás opciones de realizar operaciones de mayor calado arriesgando menos capital inicial.

Como casi siempre, la mejor forma de entenderlo es a través de un ejemplo concreto. En este caso vamos a imaginar que queremos comprar acciones de Telefónica, la empresa de mayor capitalización del Ibex 35, y que sus títulos cotizan a 12,00 euros y que queremos comprar al alza, porque pensamos que van a subir. Si quisiésemos comprar 1.000 acciones deberíamos desembolsar 12.000 euros para comprar esa cantidad, a lo que habría que añadir la comisión del broker más los corretajes y los cánones bursátiles.

Si optamos por utilizar CFDs el coste de la operación se reducirá notablemente porque estaremos apalancados. En el caso de brokers como IG sólo habría que invertir un 5% del total, lo que reduce el gasto a 600 euros más una comisión del 0,06% que se aplica al mercado europeo. Supongamos que al cabo de dos días, las acciones de Telefónica efectivamente han subido y cotizan a 12,50 euros. La ganancia en ese caso sería de 50 céntimos por título a lo que restar la comisión del 0,06% euros por deshacer la operación. En este sentido la operativa no difiere de la que se realizaría con acciones ni tampoco la ganancia, pero sí el ratio capital invertido-ganancia. En ambos casos estamos hablando de 500 euros de beneficio, pero para el primer supuesto la inversión era de 12.000 euros y para el segundo sólo de 600. La rentabilidad es muy superior en el caso de los CFDs.

En el caso de los CFDs el beneficio sobre el capital será del 83%, mientras que con las acciones ‘al uso’ se limitará al 4,1%.

¿Y si hay pérdidas? El funcionamiento en este caso es el mismo, sólo que si la pérdida supera el capital que se ha depositado en garantía, habrá que hacer frente a ella. Lo que ocurre en este caso es que el ahorrador no tiene por qué cerrar la operación hasta que no quiera hacerlo, pudiendo esperar a que los títulos repunten. Por eso mismo es tan importante una correcta gestión del riesgo al operar con CFDs sobre acciones y aprovechar herramientas como los stop-loss que limitarán las pérdidas a las cantidades que efectivamente pueda asumir cada ahorrador.

Futuros sobre acciones y warrants

Además de los contratos por diferencias, existen otras formas de invertir en acciones sin comprar acciones como los futuros, que se utilizan principalmente en el mercado de materias primas, aunque también se pueden usar en índices y acciones. A través de ellos, dos partes acuerdan intercambiar una cantidad fija de acciones a fecha futura pero a un precio acordado en el momento de la firma del contrato. En cierto sentido, es como si se bloquease el precio de las acciones, limitando el riesgo si el mercado se mueve en contra pero asumiendo también el riesgo de terminar pagando de más.

Por su parte las opciones sobre acciones son contratos que proporcionan el derecho, aunque no la obligación, de comprar o vender un título en una fecha concreta a un precio fijado de antemano. Los warrants son su principal vehículo de inversión en el caso de acciones y se trata de una herramienta útil a la hora de cubrir inversiones ordinarias en acciones, ya que permite posicionarse en el sentido contrario de la primera inversión con un coste mucho menor.

Lo importante en cualquier caso es tener una estrategia de trading clara y una cartera de activos equilibrada que diversifique el riesgo.

Los CFDS son un producto financiero complejo. Se trata de un producto apalancado cuyas pérdidas pueden exceder el depósito inicial. Los CFDs pueden no ser adecuados para todos los inversores.

Imagen – Pixabay