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Cinco formas de pagar menos al mes por nuestra deuda

En anteriores post ya hemos abordado diferentes formas de acelerar el pago de la deuda e incluso de reducir nuestra deuda general. Sin embargo, en ocasiones lo que necesitamos no es tanto deber menos como pagar menos al mes por nuestra deuda y un artículo de Edmart Rusan nos ha dado algunas ideas al respecto. Aunque pueden parecer similares, lo cierto es que se trata de procesos prácticamente opuestos.

En general, reducir las cantidades que se amortizan al mes casi siempre implica un aumento del total de la deuda. Partiendo de esa premisa inicial, hay momentos en los que por necesidad o simplemente por conveniencia (por ejemplo porque necesitemos efectivo para invertir) queremos rebajar los pagos mensuales. Existen varias alternativas para lograrlo y aquí acercamos las cinco más sencillas con sus ventajas e inconvenientes.

  1. Solicitar un periodo de carencia: esta es la alternativa más obvia y posiblemente una de las primeras que planteen desde la propia entidad bancaria. La carencia en un préstamo (generalmente se restringe al las hipotecas) nos permite pagar sólo intereses y dejar hacer frente al porcentaje de capital del préstamo. Puede reducir drásticamente la factura mensual pero a un coste financiero muy elevado, ya que no se amotiza capital y por lo tanto nuestra deuda no se reduce. Es decir, estamos regalando dinero al banco literalmente sólo para poder pagar menos cada mes. Muy poco recomendable.
  2. Ampliar el plazo del préstamo: un clásico, sobre todo tras el acuerdo entre el Gobierno y el sector para ampliar el plazo de las hipotecas sin coste y que finalizó el pasado 22 de abril. Una vez terminada esta medida de excepción, esta solución resulta algo más cara en el corto plazo aunque sus efectos a largo plazo apenas varían. Ahora, al realizar una novación del préstamo hará que afrontar los gastos de novación, de notario y de registro de la propiedad como el coste inicial del cambio. Pero lo que realmente importa a la hora de valorar si es recomendable ampliar el plazo de la hipoteca es el efecto sobre el total del préstamo.
  3. Al ampliar el plazo del préstamo o alargar la vida de la hipoteca se reduce la cuota mensual (pagamos el mismo dinero pero en más tiempo) pero al final de la vida del préstamo habremos pagado muchos más intereses. Alargar la hipoteca cinco años reduce cuota pero eleva un 13% el coste total. Una buena contramedida puede ser negociar al mismo tiempo que nos quiten las comisiones por amoritzación parcial. De esta forma podremos adelantar dinero a coste cero cuando mejore nuestra situación financiera.

  4. Reunificar deudas: en su momento ya lanzamos la pregunta sobre la unificación de deudas y comentamos los gastos asociados y el coste total de consolidar deudas. El funcionamiento básico de este sistema es sencillo: se unifican todas las deudas bajo un sólo préstamo, generalmente el de la hipoteca por ser el de menor tipo de interés. La ventaja es que se pasa a pagar menos interesas, aunque para ello habrá que asumir en algunos casos ciertos costes de cancelación. Además suele ir aparejado a la ampliación del plazo del préstamo.
  5. Renegociar el tipo de interés con el banco: cualquiera de las anteriores alternativas, a excepción quizás de la reunificación de deudas, implica tener que hablar y negociar con el banco. Dentro de este contacto con el banco también se puede solicitar directamente una revisión del tipo de interés del préstamo a través una novación, aunque muy pocas entidades se prestan de buenas a primeras sin ningún tipo de contraprestación a cambio. Generalmente esta suele ser la contratación de productos financieros adicionales.
  6. Cambiar de banco: en el caso de la hipoteca estaríamos hablando de una subrogación hipotecaria que permitirá mejorar las condiciones del préstamo tanto si finalmente cambiamos de banco como si nuestra entidad decide retenernos. Para el resto de préstamos esta alternativa no es demasiado atractiva deberemos tener en cuenta los gastos de cancelación del préstamo y constitución del nuevo -se supone que con menores tipos de interés-.

Al final, independientemente de la opción a elegir, incluso si esta es quedarnos como estamos, lo importante es hacer números y tener en cuenta todos los costes que implica cada operación.