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Cambios en el escenario y nuestra mentalidad de ahorro

Ahorramos más que nunca. La crisis ha desatado la vena más conservadora en las familias españolas hasta el puntoque según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) la tasa de ahorro de las familias españolas en el segundo trimestre de 2009 creció hasta el 24,3% de la renta disponible, 10,8 puntos más que en 2008. Para valorar estos datos con algo más de perspectiva y evitar el efecto de comportamientos estacionales (el ahorro siempre aumenta antes de verano y de Navidades) se suele tomar la media móvil de los últimos cuatro trimestres, que también muestra un repunte del 17,5%,  6,5 puntos más que en el periodo precedente.

Las causas de este aumento son varias, aunque la más importante es el miedo a un recrudecimiento de la crisis y sobre todo al desempleo. Las perspectivas inmediatas y a medio plazo para el mercado laboral no son positivas y ya apuntan a un aumento de la tasa de paro hasta porcentajes cercanos al 19%-20%. Esto se ha traducido en un freno al consumo por parte de los hogares españoles (-8,6%) y un aumento del ahorro (+87%).

¿Y qué dirección ha tomado este ahorro? Es decir, qué están haciendo los españoles con ese dinero que ya no gastan. Pues la mayoría se está limitando acumularlo sin ningún tipo de aspiración inversores en cuentas corrientes que, además, no suelen estar remuneradas. De hecho, este es el destino de cerca del 44,35% del dinero de las familias españolas, muy por encima del saldo en depósitos, por ejemplo. Lo más significativo es que en lugar de reducir el capital sin remunerar, la crisis ha conseguido que este aumente (en enero de 2009 sólo el 39,6% estaba en cuentas que apenas ofrecen intereses).

Al parecer, el miedo está pudiendo con el raciocinio de los ahorradores y la necesidad de disponer de liquidez se está imponiendo a la rentabilizar el capital disponible. Desde Opcionis ya hemos comentado en varias ocasiones la necesidad de poner nuestro dinero a trabajar, por lo menos a unos niveles mínimos aceptables y estos se traducen como depósitos y/o cuentas remuneradas. De esta forma por lo menos no perderemos dinero por el efecto de la inflación.

Lo peor de todo es que al escenario de crisis económica se va a sumar la subida de impuestos que restará todavía más capacidad económica a los españoles. Al margen de la subida del IVA, que afectará directamente al poder adquisitivo, los cambios impositivos sobre las rentas de capital harán que la rentabilidad del ahorro se resienta, y mucho. Los españoles pasarán de pagar un 18% por los rendimientos obtenidos de inversiones financieras (esto incluye desde cuentas corrientes hasta acciones pasando por depósitos) a tributar un 19% si las ganancias son menores de 6.000 euros y un 21% si son superiores a esa cantidad.

El inversor medio español presenta un perfil moderado e incluso conservador y suele fiar a los depósitos y fondos de inversión el poco capital que decide arriesgar. El problema es que los primeros serán, junto con las letras del tesoro, dos de los productos financieros más afectados por la subida fiscal por la forma en la que pagan intereses. Por el contrario, la industria de fondos de inversión podría verse beneficiada, ya que se permite el traspaso de fondos de una entidad a otra sin ningún tipo de gravamen y sólo habría que tributar por los intereses conseguidos.

En cualquier caso está por ver ese traspaso de dinero de los depósitos a los fondos que auguran los expertos habida cuenta del carácter conservador del ahorrador español y de las malas experiencias de muchos inversores con fondos de inversión durante 2008.