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Alternativas para rentabilizar nuestros ahorros

Ahorro e inversión, en este orden, son los pilares de una buena gestión financiera. La crisis está obligando a recortar gastos y controlar el consumo, es decir, a ahorrar, a la mayoría de las familias. Sin embargo, la cosa cambia cuando se trata de poner a trabajar nuestro dinero. El ahorrador español no es, por lo general, un buen gestor de sus finanzas personales y falla sobre todo en lo referente a la inversión.

Escasa educación financiera, falta de conocimientos, miedo a las pérdidas o simplemente vagancia son algunos de los motivos que alejan a los españoles de rentabilizar sus ahorros. Sólo hay que fijarse en que cerca del 45% del patrimonio de las familias permanece en cuentas sin remunerar donde no sólo no se obtiene ningún tipo de rendimiento sino que además generalmente conllevan un coste de mantenimiento. Es decir, son un gasto en lugar de una inversión.

Existen infinidad de productos financieros para sacar partido a nuestros ahorros. Su rentabilidad generalmente está ligada a su riesgo y en este sentido la Bolsa se lleva la palma en cuanto al beneficio potencial que puede generar. A largo plazo, es decir, en periodos de más de diez años, la inversión en el mercado bursátil arroja rentabilidades anuales medias del 10%. El problema en este sentido es que las subidas se suelen concentrar en días concretos y que, como se vio a comienzos de este año, también es muy posible perderlo todo.

El problema es que la rentabilidad de las alternativas a la bolsa deja mucho que desear, como explican desde Jarilla Bolsa.:

Todas estas alternativas de inversión siguen muy lejos de la Bolsa y el mercado de renta variable en general, aunque también son menos arriesgadas en la mayoría de casos y por lo tanto más propicias para el perfil del inversor medio español. Si bien la bolsa es la reina en cuanto a ganancias, cabe preguntarse si es el momento de entrar en el mercado tras las fuertes subidas de los últimos meses.

En cualquier caso, es importante conocer los vehículos de inversión que están a nuestra disposición para poder tomar decisiones informadas y no dejarnos guiar por los supuestos asesores de nuestra entidad financiera. En el fondo, no es diferente al ‘estudio de mercado’ que haríamos si quisiésemos comprar un televisor, videocámara o simplemente contratar un paquete vacacional, sólo que en el caso de los productos financieros no estamos acostumbrados.