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Tres consejos clave antes de contratar un depósito

Los depósitos no pasan por su mejor momento en cuanto a rentabilidad es una realidad palpable, que, por otro lado, siguen siendo uno de los productos punteros para el usuario a la hora de ahorrar también es otra realidad incuestionable. A la hora de contratar un depósito, en cualquier caso, conviene tener en cuenta algunas cuestiones muy importantes que pueden ser determinantes en el resultado final de la operación.

Y es que tal y como están las cosas hay que prestar más atención que nunca al tipo de producto que se contrata, y a las condiciones en las que se nos ofrece, pero además, hay que tener en cuenta algunos aspectos irrenunciables desde el punto de vista de usuario.

La cantidad de la imposición

Es bastante probable que a la hora de contratar un depósito tengamos tantos de sirena por todos lados en forma de ofertas imposibles mejoras al producto que hayamos elegido o por el que los interesemos. Generalmente estas mejoras van a venir dadas por el aumento de las imposiciones o el aumento de los plazos del depósito.

Si ya tenemos tomada una decisión sobre la cantidad de dinero que queremos aportar a la imposición, y, sobre el plazo en el que nos queremos mover para este depósito, no resulta muy recomendable ser excesivamente flexibles sólo en función de criterios comerciales o publicitarios. Es posible que en algunos casos esto sea viable y que una aportación por encima de lo previsto efectivamente nos proporciona una ventaja diferencial sustanciosa y que por tanto sea atractiva, sin embargo, hay que pensar también que con ese dinero que no contábamos inmovilizar podemos tener otras opciones que ofrezcan ese o más rendimiento por encima del depósito.

Cómo se ofrece la rentabilidad

Aunque puede parecer excesivamente simplista, hay que prestar mucha atención al tipo de rentabilidad que se nos propone y por supuesto al tipo de producto que se nos ofrece. Obviamente un depósito estructurado no es igual que un imposiciones a plazo fijo estándar, y el modelo de funcionamiento de este producto puede no proporcionar lo que esperamos independientemente de la garantía sobre la imposición.

Por otro lado cuando se nos ofrece una rentabilidad en forma de un porcentaje siempre debemos tener en cuenta el apellido de ese porcentaje, el motivo es simple, no es lo mismo un 1% TIN que un 1% TAE, por lo que debemos siempre saber dónde nos movemos en este sentido.

Productos alternativos o que se parecen a los depósitos

La baja rentabilidad actual de los depósitos hace que como usuarios no podamos evitar mirar de reojo a otros productos que, teóricamente, mejoran las rentabilidades y ofrecen mayor beneficio a los inversores y ahorradores.

Ojo con esto. No existe una cultura financiera lo suficientemente elevada desde el punto de vista del usuario de a pie como para ser capaz de discernir a fondo sobre las bondades o no de determinados productos.

Por otro lado, y aunque en la actualidad esto se combate, la mala praxis en la colocación de productos (fruto o del desconocimiento o de las malas prácticas fraudulentas) arruinado a muchos ahorradores en las últimas dos décadas.

Dicho de otro modo, si nuestra decisión es contratar un depósito debemos contratar un depósito. Los sonidos, los productos de super ahorro que proporcionan rentabilidades espectaculares que no encontramos en ningún otro modelo de producto, no existen, y en el mejor de los casos se tratara de una exageración sobre las bondades de un producto mientras que en el peor de los casos podemos estar enfrentándolos realmente un producto poco apto para nuestros perfiles ahorradores.