Cuando el mercado inmobiliario se colapsó durante el verano muchos jóvenes empezaron a pensar que había llegado su oportunidad para adquirir por fin su casa y sacarle partido a su cuenta vivienda. Y así fue durante apenas dos meses, hasta que poco a poco los bancos han ido cerrando el grifo de los créditos. Ahora muchos jóvenes encuentran imposible acceder a un piso primero porque los precios no han caído tanto y segundo porque no encuentran financiación. El problema es que se agota el tiempo para unos cuantos, concretamente para los que tiene una cuenta ahorro vivienda y se acerca del plazo límite.
Las cuentas ahorro vivienda son un producto singular ideado para que los jóvenes puedan acumular un capital para adquirir una casa y disfrutar de una fiscalidad ventajosa como si efectivamente ya la hubiesen adquirido. En concreto. Se pueden deducir hasta el 15% de las cantidades aportadas hasta un límite de 9.015 euros (es decir, es posible deducir hasta 1.352,25 euros). A cambio deberán comprar una vivienda transcurridos cuatro años desde su contratación (cinco en el caso del País Vasco).
El problema actual reside en que muchos jóvenes no han conseguido ahorrar el suficiente capital y muchos de los que lo han hecho no encuentran financiación. Así, conforme se va acercado la fecha límite de vencimiento empiezan a aparecer los nervios. Y es que en caso de no comprar una vivienda deberán devolver las bonificaciones recibidas, es decir, las deducciones. En el peor de los casos tendrían que devolver 5.409 euros, un dinero del que en cualquier caso ya habrían disfrutado. La otra opción ‘a la desesperada’ pasa por comprar una vivienda que no sea la soñada y esperar que pase la tempestad para después tratar de venderla o de intercambiarla.
En cualquier caso desde un punto de vista estrictamente legal no hay muchas opciones, aunque diversas asociaciones ya han pedido al Ejecutivo que amplíe los plazos de compra. El nuevo fondo de hasta 50.000 millones de euros debería ayudar a rebajar las tensiones en el mercado de crédito y hacer fluir el dinero hacia los ahorradores. El problema, es que seguirán siendo los propios bancos y cajas quienes decidan a quien conceden los préstamos y en tiempos de incertidumbre suele ser mejor apostar sobre seguro…