Durante este mes de diciembre que comienza vamos a asistir a toda una escalada de promociones y ofertas en lo que a planes de pensiones se refiere. Probablemente este sea el momento del año en el que más movimiento vamos a observar en este sentido.Y, desde luego, es un buen momento para valorar el plan de pensiones más adecuado para tus intereses tanto si no tienes uno como si le has prestado poca atención al que tienes.
Partimos de la base de la necesidad de ahorro jubilación como una parte muy importante de nuestra economía doméstica, esto es algo a lo que ya hoy en día no se le pone ningún pero desde ningún tipo de ámbito de estudio económico. Otra cuestión es si estar más o menos de acuerdo en el modelo de ahorro que el plan de pensiones supone, pero, la mezcla de desgravación y modelo de ahorro que hoy por hoy este producto oferta lo sigue haciendo lo suficientemente atractivo como para tenerlo muy en cuenta.
Si quieres descubrir tres pasos clave para ahorrar correctamente te los mostramos en este post
Si ya tengo un plan de pensiones
No son pocas las ocasiones en las que un suscriptor de plan de pensiones desconoce hasta detalles clave de su producto de ahorro. Ni que decir tiene que esto es un error de bulto ya que, este tipo de productos mal atendidos a la larga pueden generar problemas serios, sobre todo si el tipo de productos no se corresponde con el perfil de usuario.
En primer lugar debemos averiguar que tipo de plan de pensiones tenemos, cual es su modelo inversor, y después analizar fríamente si se corresponde con nuestro momento de cartera de ahorro adecuado. Este momento, aún con variables a tener en cuenta, podría dividirse en tres partes:
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Larga distancia con la jubilación: donde podemos hacer apuestas más arriesgadas en busca de mayor rentabilidad
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Media distancia con la jubilación: donde acudimos a productos que, aun buscando rentabilidad, comienzan a potenciar la seguridad y consolidación de la cartera de ahorro
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Corta distancia con la jubilación: donde ya buscamos de manera absoluta la consolidación de la cartera y no poner en riesgo lo ahorrado.
Una vez detectado en cuál de estos tres grupos nos movemos debemos consignar si nuestro producto va acorde con el momento, es decir, en el caso de larga distancia podemos apostar por productos basados en renta variable, en el caso de la media distancia por productos vistos en los que se pueda ir graduando el nivel de riesgo equilibrando la renta variable con la renta fija, y en la corta distancia apostando por productos más orientados a los garantizados o monetarios. Es interesante tener claro que estos movimientos y traspasos son gratuitos, no afectan la fiscalidad y que por tanto son casi una obligación para quien quiere consolidar una cartera eficaz en el tiempo.
Si no tengo un plan de pensiones
En este caso lo primero que debemos calcular es la distancia real con la jubilación. No sólo para utilizar los tres momentos inversores diferenciados que hemos visto anteriormente, sino también para calcular las aportaciones necesarias a nuestro plan de pensiones. Independientemente de la limitación máxima de aportación anual, está claro que un plan de pensiones iniciado, por ejemplo a los 25 años necesitará menos aportaciones sistemáticas que uno iniciado a los 35 años que deberá compensar esos 10 años (por ejemplo) a base de un mayor nivel de aportación sistemática al producto.
A partir de este cálculo y con la limitación máxima de imposición anual como freno, debemos situar el mismo tipo de proceso que hemos visto en el punto anterior, es decir, debemos reproducir en menor escala esos tres pasos a ser posible sin saltarnos ninguno, pero, con una duración probablemente menor de la larga distancia.
En resumen
Una buena elección de un plan de pensiones en primer lugar tiene en cuenta el momento en el que se realiza la contratación. Esto es básico ya que nos va a permitir calcular la distancia con la jubilación y en función de esta distancia programar el desarrollo del producto en diferentes fases, una fase inicial a larga distancia de la jubilación de apuesta por la búsqueda de rentabilidades asumiendo riesgo, una zona intermedia donde vamos graduando el riesgo contra una menor rentabilidad pero mayor seguridad, y una zona final, cercana la jubilación, donde ya deseamos consolidar lo obtenido y apostaremos por un producto más sólido que no asuma riesgos.
También una buena elección de un plan de pensiones tiene que ver con las condiciones generales del producto, y aquí no sólo vamos a incluir lógicamente los costes y comisiones que puedan derivarse, sino otros elementos como el nivel de información, la posibilidad de interacción entre el usuario y la entidad para los movimientos y configuración del producto, y, en general, todo lo que ayude a controlar nuestra inversión y ahorro.