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Planes de pensiones ante la crisis financiera

En los últimos años los planes de pensiones se han convertido en una de las herramientas de ahorro más populares en España para la jubilación. En realidad, los planes de pensiones no dejan de ser un fondo de inversión, sólo que ciertas particularidades operativas y fiscales. Por eso, a no ser que el producto contratado esté garantizado es posible registrar rentabilidades negativas. Es decir, perder dinero. Y esto es algo que todos los ahorradores deberían tener en cuenta.

La crisis financiera originada por las hipotecas subprime y la reciente quiebra de Lehman Brohters han destapado la realidad de muchos planes de pensiones en teoría con un bajo perfil de riesgo pero invertidos en activos no tan seguros. Así, muchos inversores se han encontrado con fuertes pérdidas en sus planes de pensiones y por lo tanto en sus ahorros para la jubilación. En teoría, las pérdidas no son excesivamente graves durante los primeros años de ahorro, pero hay que tratar de minimizarlas conforme se acerca la fecha de jubilación.

En agosto la rentabilidad de los planes de pensiones ha cayó un 3,86% según datos de Inverco, la Asociaciones de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones. Los planes de pensiones están viviendo un 2008 nefasto que se notará entre quienes más cerca estén de su jubilación.

¿Cómo evitar las pérdidas?

La mejor fórmula de cortar las pérdidas en un plan de pensiones es revisar el perfil de riesgo y reorganizar la cartera de inversión. En términos generales, cuanto más cercana está la fecha de jubilación menor debe de ser la exposición al riesgo y por tanto a la renta fija. El modelo dependerá de cada inversor, pero una fórmula es invertir un porcentaje en renta fija igual a la edad del partícipe y el porcentaje restante en renta variable. En cualquier caso, al estrategia puede y debe ir ajustándose a la situación del mercado en cada momento, siempre sin perder de vista el horizonte temporal restante. Cuanto más cercana sea la jubilación más conservador hay que volverse.

De todas formas, nunca hay que desestimar la posibilidad de cambiar de plan de pensiones, una de las ventajas de este tipo de producto. Y es que un inversor podrá ‘saltar’ de un plan a otro sin penalizaciones fiscales y sin perder los beneficios acumulados. De hecho, si el cliente está descontento con su plan de pensiones, puede traspasar los derechos consolidados de su plan a otro plan de pensiones de la misma o distinta entidad. Este traspaso no genera ningún impacto fiscal para el partícipe o beneficiario del plan.

En cualquier caso, tampoco es recomendable hacer grandes aportaciones en un momento muy temprano, ya que a diferencia de los fondos de inversión y otros productos, el dinero de los planes de pensiones no se puede recuperar hasta la jubilación o enfermedad grave. Para compensar esta gran desventaja, cuentan con una serie de incentivos fiscales que en los últimos años han sido reducidos.

La fiscalidad de los planes de pensiones permite deducir del IRPF las aportaciones realizadas hasta un límite dependiendo de la edad del ahorrador. Así, actualmente las personas menores de 50 años pueden deducir las aportaciones hasta un máximo de 10.000 euros y los mayores de 50 años hasta 24.500 euros. A esto hay que añadir que el capital de plan de pensiones se considera un rendimiento del trabajo en el momento de su recuperación y no el beneficio de una inversión.

Los planes de pensiones siguen siendo una buena herramienta de inversión a largo plazo, aunque como con el resto de inversiones conviene tener vigiladas y sobre todo adaptarlas a los movimientos del mercado, algo que la mayoría de españoles apenas realiza.