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La guerra por las hipotecas toda a su fin: dese prisa

La lucha de bancos y cajas de ahorro por hacerse con las hipotecas del vecino empieza a perder fuerza. La subrogración hipotecaria, fórmula normalmente empleada para cambiar de banco apenas creció un 14% en los primeros cinco meses del año según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra apenas se acerca a los 25.279 clientes y todo pese a que las entidades financieras llevan desde principios de año disputando una encarnizada batalla para robar usuarios a la competencia.

El gasto publicitario y de marketing de los grandes bancos no se ha visto compensado y el crecimiento de subrogaciones ha sido menor que en los primeros cinco meses de 2007, cuando ascendió un 21%. Parte de culpa la tiene el endurecimiento de las condiciones crediticias, ya que las entidades sólo admiten las hipotecas con mejor historial y en algunos casos incluso sólo de clientes con un determinado poder adquisitivo. Bancos como Santander ya han finalizado su campaña (euribor + 0,25% sólo para nuevos clientes) en tanto que otros no tratan la subrogación como un producto estrella, según informa Expansión.

En cualquier caso siguen existiendo multitud de ofertas para la subogración de la hipoteca, aunque sin llegar, por ejemplo, a las de domiciliar la nómina. Además de las opciones específicamente diseñadas para cambiar de banco la hipoteca, las más interesantes coinciden en muchos casos con los préstamos para la compra de primera vivienda:

Para quienes deseen cambiar su hipoteca de banco pero permanecer en su entidad las ofertas más atractivas por vinculación son las siguientes:

  • Vinculación mínima: Hipoteca Platinum de Caja Madrid: euribor+0,37.
  • Vinculación media: Hipoteca Golosa de Caja Navarra: euribor +0,39.

Como ocurre con las hipotecas tradicionales, a la hora de aceptar una subrogación hipotecaria las entidades financieras suelen tratar de que el cliente contrate el máximo número de productos posibles a cambio de mejorar las condiciones o incluso de dar el visto bueno a la operación.

Parte de la culpa del fin de esta guerra hipotecaria la tiene el derecho a enervar del banco de origen. Básicamente se trata de una especie de derecho de tanteo que le permite igualar la oferta vinculante de la entidad de destino y retener al cliente. Algunas entidades están haciendo un uso indebido del mismo para dilatar en el tiempo la pérdida de usuarios. Además, la novación y subrogación hipotecaria acarrea una serie de gastos que suelen corren a cuenta del cliente. Entre ellos se encuentran las comisiones por subrogación (ronda el 1-1,5%) así como los trámites administrativos (notario, registro y gestoría), que son cercanos a los 700 euros.

Es conveniente hacer cuentas antes de lanzarse en busca de un cambio hipotecario, aunque para quienes se lo estén pensando, el tiempo se agota.