La morosidad de créditos concedidos por bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas registró en junio su primera caída desde julio de 2007 según los datos del Banco de España. En concreto, la morosidad se situó en el 4,48%, ocho décimas por debajo de la cifra de mayo.
La noticia cogió desprevenidos a muchos analistas, que no esperaban un retroceso en la morosidad ni un descenso de los créditos dudosos después de 23 meses consecutivos de subida. El dato también ha servido para espolear a quienes aseguran que ya ha pasado lo peor de la crisis. A esto hay que añadir una mejora en el compromiso de pago por parte de las empresas y la reducción del número de personas en las listas de morosos hasta los 2,4 millones según los datos de Asnef.
En principio, todo parecen buenos indicios que apuntan hacia una recuperación de la economía. Sin embargo, conviene ir un poco más lejos en el análisis, preguntarse si es real la caída de la morosidad y por qué se está dando precisamente ahora. Y es que cuando observamos con una mirada crítica estos datos nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Hay varios elementos coyunturales que han propiciado esta caída pero que pueden no ser suficientes para el futuro.
En primer lugar, esta caída de la morosidad y mejora en los pagos a plazo tiene que ver con la cantidad de refinanciaciones y canjes de deuda por activos inmobiliarios que la banca ha realizado en los últimos meses y que contribuyen a reducir el número de créditos dudosos. Es decir, la banca ha relajado las condiciones a muchos deudores y en algunos casos ha cambiado esta deuda por viviendas (como con las grandes constructoras). De esta forma, donde antes figuraba un préstamo dudoso o moroso, ahora hay una vivienda en términos de la cuenta de activo de bancos y cajas.
Por otra parte, los bajos tipos de interés actuales, situados en el 1%, han servido para relajar la presión hipotecaria sobre muchas familias. Sin embargo, es complicado que esta situación de bajos tipos de interés dure eternamente (entre otras cosas porque se prevén problemas inflacionarios) y cuando el Banco Central Europeo (BCE) eleve los tipos volverán los problemas de pago que ya se vieron en 2008 (antes de la caída de tipos).
Además, si la economía española no mejora a medio plazo y la tasa de paro aumenta, tal y como prevén Gobierno y sindicatos, estas refinanciaciones se convertirán de nuevo en activos morosos. De hecho, pocos confían en que esta caída suponga el final de un ciclo de aumento de la morosidad, ni siquiera las propias cajas de ahorro. Desde Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro, creen que la morosidad podría llegar al 8% en el próximo año y medio, así que parece que habrá que aparcar la recuperación.