Un producto como la cuenta nómina se ha convertido sin duda en uno de los objetos de deseo de las entidades financieras con respecto a los usuarios. Es normal, debemos tener en cuenta que hoy en día proliferan las cuentas nómina con elevadísimos niveles de vinculación que, prácticamente, garantizan la fidelización del usuario. Sin embargo, tal vez no siempre estas cuentas sean las mejores para nuestros intereses, por ello, hay que hilar muy fino a la hora de elegir nuestra cuenta nómina.
Lo primero que debemos tener siempre claro, del mismo modo que cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de producto financiero, es que no hay dos usuarios iguales, esta máxima debemos aplicarla para evitar esa posible tabla rasa que a veces aplicamos a este tipo de productos, y en la que parece que un producto destacado, bien sea por aceptación del usuario o por presencia mediática, necesariamente tiene que ser el producto que utilicemos o que mejor nos venga.
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En qué fijarte antes de elegir la cuenta nómina
En primer lugar, siempre, debes fijarte en el mínimo nivel de exigencia del producto en cuanto a ingresos. No todas las cuentas nómina están disponibles para todos los rangos de ingresos periódicos, esto significa que puedes encontrarte con un producto que a priori te parezca atractivo pero, sin embargo, que no admita la contratación por tu parte debido a diferencia con el rango mínimo de ingresos aceptados.
Es cierto que esto ha ido disminuyendo en cuanto a cantidad en la oferta de cuentas, y, más aún, ha ido limando por abajo los límites de ingresos aceptables para las entidades, sin embargo, insistimos existen cuentas en las que todavía te lo vas a encontrar.
Las características de las cuentas nómina
Una vez determinado lo anterior debemos centrarnos en las características del producto que se nos ofrece. Solemos tener la tentación de, de manera inmediata, fijarnos más en los beneficios o bonificaciones que las propias características de la cuenta, esto es un error, ya que generalmente dichos beneficios o bonificaciones van a tener asociadas características o cuestiones relevantes que influyen en el tipo de producto elegido.
Esto lo vemos muy claro en una cuestión tan básica como la vinculación del producto exige, o si existe vinculación o no. No es una novedad afirmar que a mayor nivel de bonificaciones y beneficios vamos a encontrar mayor nivel de exigencia de vinculación, exigencia que en algunos casos por ejemplo lleva incluida la permanencia durante un periodo de tiempo determinado.
Estas vinculaciones no siempre son interesantes para todos los modelos de usuario, es cierto que en algunos casos los beneficios que nos ofrecen pueden ser rentables a largo o medio plazo, pero, no siempre es así, por tanto aquí hay otro. Serio en el que detenernos y analizar antes de contratar la cuenta.
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Las comisiones en las cuentas nómina
Un buen ejemplo lo podemos tener en un producto que nos ofrece una remuneración diferencial por tramos, y que aplique posteriormente una comisión de mantenimiento determinada, dependiendo del rendimiento de los tramos esto podrá compensarse o no, es un ejemplo que ocurre en el caso de la Cuenta Santander 1 2 3, donde, efectivamente, también hay que sumar otros beneficios como los descuentos en los recibos corrientes señalados por el producto.
En resumen
Existen por supuesto otros elementos en los que fijarse, por ejemplo, la posible rentabilidad que se nos ofrezca, el acceso preferencial a otros productos, pero en general todo ello va a pasar por esa decisión seria sobre el grado de vinculación con la entidad que deseamos asumir para obtener estos beneficios o bonificaciones.