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Diferentes objetivos, diferentes cuentas corrientes

Uno de los consejos más repetidos en finanzas personales es que hay que ahorrar con un fin concreto y generalmente cuando una persona comienza a hacerlo no cuenta con un único objetivo sino con varios y cada uno de ellos con un horizonte de inversión diferente.

Por ejemplo, podemos empezar a ahorrar a largo plazo para la compra de un coche mientras también guardamos dinero para nuestros caprichos algo más caros a medio largo plazo y para otra serie de compras más a corto plazo además de crear un fondo de emergencias para cubrir eventualidades. Cada objetivo tiene su propio ‘timing y juntar todos el dinero en una misma cuenta puede ser peligroso para su integridad. De hecho, lo más normal es que terminemos malgastando el dinero en los objetivos más a corto plazo y se alarguen así el resto de metas.

Llegados a este punto una táctica interesante es tener una cuenta de ahorro independiente para cada fin. Evidentemente, lo primero que hay que hacer es dar con una entidad que no cobre el mantenimiento por la cuenta, ya que de otra prácticamente estaríamos perdiendo dinero por ahorrar. En este sentido lo más sencillo es acudir a la banca online, como ING Directo o Uno-e, por ejemplo. A algunas entidades tradicionales también se les ablanda el corazón si acudes con la nómina por delante, como Santander.

A partir de este momento sólo hay que confeccionar el plan de ahorro en función de nuestros objetivos y abrir una cuenta para cada uno de ellos. El modelo estadounidense de ING permite, entre otras cosas, establecer los ingresos mensuales que se se destinará a cada cuenta y, lo más curioso, renombrarlas a tu gusto (Vacaciones a USA o iPhone, por ejemplo).

Como cada objetivo tiene un horizonte distinto lo mejor es establecer una política de ahorro para cada uno en función de ese horizonte. En este punto no incluyo planes de pensiones o productos similares, que deberemos considerar aparte. Un ejemplo de distribución sería el siguiente:

Las opciones para el ahorro a medio y largo plazo son muy amplias y como siempre dependerá del riesgo que estemos dispuestos a asumir. Partiendo de la base de que se trata de los ahorros para fines concretos lo lógico es ser relativamente conservador. En este punto se puede apostar por la contratación de depósitos de forma consecutiva. El problema es que no se puede ir añadiendo dinero, lo que choca un poco con el plan preestablecido. Otra opción sería invertir en un fondo de inversión garantizado, que sí ofrece esta opción, pero el problema vuelve a ser que en muchas ocasiones deberíamos olvidarnos de dividir el dinero.

Y es que hay que tener en cuenta que el sistema propuesto no es ni mucho menos el mejor si tenemos en cuenta la rentabilidad que obtendremos por el dinero desde un punto de vista objetivo. Sin embargo, para muchas personas es la única forma de controlar sus ahorros. Lo mismo ocurre con la idea de tener todo el ahorro en una misma entidad. Quizás no es lo más rentable, pero seguro que sí lo más cómodo.