En España uno de cada cinco hogares españoles vive en situación de pobreza. Sin embargo, una familia de varios miembros desperdicia entre 300 y 600 euros en alimentos cada año. Dicha afirmación está basada en un informe de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore).
En los países desarrollados es donde se desperdicia más comida y esto fomenta la pobreza en España. La cifra se sitúa en una media de 163 kilos por habitante y año, inferior a la media de 179 kilos de alimentos que se arrojan al cubo de la basura en Europa.
Mientras el 39% de los desechos corresponde a las empresas de producción de alimentos, el 14% a restaurantes, hoteles y restauración y el 5% a las cadenas de distribución. Los hogares españoles son culpables del 42% de la comida que va al vertedero. Esto significa que cada persona es responsable directa de tirar 80 kilos de comida cada año, lo que trasladado a una familia de varios miembros se traduce en esa pérdida de entre 300 y 600 euros.
Causas de la Pobreza en España:
Una de las principales causas del desperdicio de alimentos es la mala planificación de la cesta de la compra y que más del 60% de esa comida podría aprovecharse. Un 30% de la población del mundo dispone para su consumo del 75% de la producción mundial de alimento, mientras que el 70% restante (que coincide con la más pobre) sólo tiene acceso al 25% de la producción global, que resulta insuficiente para cubrir sus necesidades alimenticias básicas.
La situación de empobrecimiento no es ajena a España como consecuencia de la crisis. Aunque España figura entre los países más ricos del mundo, hay casi nueve millones de habitantes que viven en situación de pobreza. De hecho, cerca de dos millones de personas sin recursos recibirán 67.400 toneladas de alimentos básicos del Plan de Ayuda Alimentaria de la UE.
Desperdicios en los alimentos:
La preocupación por el desperdicio de alimentos ha llevado a administraciones, la distribución, empresas y ciudadanos a adoptar distintas iniciativas. En noviembre, un centenar de empresas y organizaciones del sector firmaban un decálogo para reducir los desperdicios en la cadena alimentaria.
Las cadenas de supermercados, que se han convertido en bancos de alimentos nocturnos para los más necesitados que rebuscan en sus contenedores, es un aliado en esta tarea. La mayoría de los grupos de distribución han organizado recogidas de comida para destinarlos a los bancos de alimentos y organizaciones benéficas.
Sabemos que ya se acerca Navidad, es por eso que distintas empresas (entre las últimas, la eléctrica Iberdrola, la farmacéutica Lilly, el grupo de bienes de consumo Unilever y la Obra Social de La Caixa) han organizado las actuaciones de voluntariado corporativo de sus empleados en torno ha la recogida de alimentos.