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Conocemos, pero ¿por qué no contratamos?

Interesantes conclusiones ha arrojado el Estudio del perfil socio cultural del ahorrador realizado por el Observatorio Inverco, aunque me permito sacar algunas conclusiones sobre ciertas conductas de los españoles frente a los productos financieros.

Si bien este informe afirma que casi el 70% de los ahorradores españoles tiene conocimiento financiero medio o alto de los productos de inversión, la realidad marca que no es lo mismo decir que hacer. Me refiero a que desde sitios como Financialred, intentamos guiar a los lectores acerca de las diferentes modalidades de inversión, aunque en la práctica muchos se bajan del barco antes de llegar a puerto.

Creo, que la mayoría de la población le tiene miedo a estas ofertas, y en esta suerte de ignorancia tácita, incluyo a productos simples como depósitos y cuentas ahorro. Los españoles, a pesar de la gran variedad de posibilidades que tienen a su alcance, siguen siendo tan conservadores que prefieren tocar el dinero con sus manos todos los días, en lugar de “hacerlo trabajar”.

Por ejemplo, durante el año pasado, según datos que aportó el Banco de España, aproximadamente el 40% del ahorro de las familias españolas permaneció depositado en cuentas a la vista, es decir, aquellas que no ofrecen remuneración o que prácticamente no abonan intereses.

Esta es una clara demostración de la preferencia por la posibilidad de disponer del dinero en caso de necesitarlo, en detrimento de la oportunidad de que nuestros ahorros generen intereses. La crisis económica, la creciente tasa de paro, y las deudas contraídas, han acrecentado ese temor a no poder contar con los ahorros en caso de necesitarlos.

Coincidiendo con los datos de Inverco, los productos más simples como los planes de pensiones y los depósitos son los productos más conocidos. En la orilla opuesta, se sitúan los seguros, fondos de inversión y la bolsa.

Creo que esta conducta conservadora no permite ver más allá de hoy, quiero decir que toma una fotografía de la situación que vive España, intentando sobrellevar el día a día, y no construyendo un proyecto a largo plazo, que en definitiva es lo que marca la diferencia entre lo inmediato y la proyección a futuro.

Inclinarnos por dejar nuestro dinero estancado es un grave error, que en primer lugar atenta contra nuestra propia economía doméstica. En segundo termino, es dañino a nuestra inteligencia el pensar que por tocar nuestros euros todas las mañanas cuando nos levantamos, es mejor negocio que invertirlas en un producto financiero.

Por último, siempre digo que es preferible una rentabilidad baja, que una nula. El sistema financiero español es tan amplio que ofrece opciones para todos, y las excusas son para quienes prefieren no informarse.