Recordemos que la tarjeta de crédito es un instrumento material de identificación del usuario, que puede ser una tarjeta plástica con una banda magnética, un microchip y un número en relieve. Es emitida por un banco o entidad financiera que autoriza a la persona a cuyo favor es emitida, utilizarla como medio de pago en los negocios adheridos al sistema, mediante su firma y la exhibición de la tarjeta.
Se caracteriza por ser otra modalidad de financiación, por lo tanto, el usuario supone asumir la obligación de devolver el importe dispuesto y de pagar los intereses, comisiones bancarias y gastos pactados.
En el caso de la tarjeta de débito, es una tarjeta bancaria de plástico de 8.5 × 5.3 cm con una banda magnética en el reverso (y actualmente también se incluye un chip electrónico) que guarda información sobre los datos de acceso, el nombre y número de cuenta del titular, usada para poder efectuar con ella operaciones financieras activas, pasivas o neutrales (no incrementan ni disminuyen el saldo disponible).
En este tipo de tarjeta el dinero que se usa es el que se toma a débito del que el titular dispone en su cuenta bancaria y no el que le presta el banco como ocurre con las tarjetas de crédito. Algunos bancos realizan acuerdos con sus clientes para permitirles extraer dinero en descubierto, generando un préstamo con sus respectivos intereses.
Con la tarjeta usted puede pagar compras en comercios y establecimientos que cuenten con terminal bancaria siempre que la cantidad a pagar sea menor o igual a la del saldo de la tarjeta.
El importe de los pagos realizados con tarjetas de débito y crédito se redujo un 1,32% interanual en el segundo trimestre, hasta los 24.116 millones de euros, lo que supone la primera caída en los tres últimos años.
Datos históricos:
Al cierre de 2009, el importe de las operaciones de pago con tarjetas se redujo un 3,54%, aunque en los años posteriores la tendencia se invirtió y este indicador del gasto creció un 4,51% y un 3,24%.
No obstante, el numero de operaciones creció en el mismo periodo un 0,31%, lo que implica que los españoles han reducido el importe de los pagos que efectúan con dinero electrónico.
Muy significativa es también la caída de la actividad de retirada de efectivo en cajeros, ya que se han reducido tanto las operaciones -un 3,25 %- como los importes retirados -un 0,32 %-.
En total, al cierre del segundo trimestre circulaban en España 41,6 millones de tarjetas de crédito y 27 millones de tarjetas de débito, en ambos casos prácticamente lo mismo que un año antes.
La crisis ha afectado también al número de cajeros automáticos y de puntos de venta con terminales electrónicos. Al finalizar junio, el número de cajeros se había reducido un 2,54%, hasta 56.655, consecuencia del cierre de oficinas fruto de la reestructuración del sector, y el de terminales en puntos de venta había caído un 0,51%, hasta 1,53 millones.
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