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Bonos convertibles en acciones: otro castigo para el ahorrador

Si alguien sufre en sus carnes los errores y malos consejos de la banca éste es el pequeño ahorrador, que confiando en su banco de toda la vida contrató productos financieros que no entendía pensando que eran parecidos a depósitos bancarios pero más rentables. Ya hemos hablado de bastantes productos colocados a clientes que no los hubiesen contratado de entender en lo que realmente invertían; cuotas participativas de la CAM, fondos garantizados que no dan beneficios, participaciones preferentes perpetuas, acciones de entidades financieras que cotizan a saldo y un lamentable largo etcétera.

Está claro que el cliente adulto debería haberse informado exactamente de lo que contrataba, pero no es menos cierto que la confianza con el bancario y sus dotes de persuasión pueden confundir a cualquiera. Y ya no hablemos de los jubilados, a los que algún desalmado vendió lo que vendió; desde luego espero y deseo que los banqueros que idearon la campaña y los bancarios que la ejecutaron no duerman cómodos.

Ahora toca el turno de los bonos convertibles en acciones, aprovechando que una empresa no financiera como GAM ha marcado el camino de lo que hacer y lo que no hacer a los grandes bancos con sus bonos convertibles. Este mínimo moral de reducción de pérdidas para el ahorrador a la hora de canjear acciones es del 20% de descuento en el precio establecido en su momento.

Veamos primero en que consisten los bonos convertibles en acciones. Nos basaremos en la información básica ofrecida en una de las emisiones más famosas y que vencen el 4 de octubre de este año: la emisión de los Valores Santander.

Un bono bancario simple es un título de renta fija emitido por una entidad financiera (se endeuda) que ofrece un tipo de interés determinado al inversor, con un vencimiento determinado. Si el comprador quiere vender para obtener liquidez, se arriesga a sumir pérdidas en base a la cotización del bono en el mercado secundario.

En el caso de los bonos convertibles, llegado el vencimiento establecido no se entrega dinero, sino acciones, a un precio fijado en el inicio del contrato. Si hablamos de los Valores Santander, el precio de canje de los bonos en acciones se marcó en 14,57 euros la acción. Hoy la acción a cerrado en el mercado a  5,445 euros. Eso significa que si la acción no baja más hasta el 4 de octubre (o sube, que todo puede ser), se le colocaran acciones a los tenedores de bonos convertibles a un precio superior a 2,5 veces su valor en mercado. Una ruina de canje, vamos.

Hay que decir que los inversores han recibido un interés anual del 7,30% hasta el 4 de octubre de 2008 y un euribor + 2,75% a partir de este momento. Poco, si tenemos en cuenta el riesgo asumido y sufrido. El propio Banco Santander cifró la TAE en el supuesto de que la acción cotizara a 11,5 euros a vencimiento en un -21,07% TAE. Teniendo en cuenta que cotiza a la mitad de este supuesto malo, imaginad la rentabilidad negativa que supone para estos clientes.

Salvo que el Banco Santander se decida a dar una solución a sus clientes enfangados en sus bonos convertibles (al igual que deberían hacer el resto de entidades financieras que han colocado este producto en el peor momento posible), el 4 de octubre de este año veremos a muchos clientes del Santander enfadados acudiendo en masa a sus sucursales. Los resultados de dejar asesorarse por un director de banco que cumple objetivos sin pensar en el cliente: no estar asesorado en absoluto.