Un año más llegan las rebajas y quien más quien menos terminará comprando algún artículo con fuertes descuentos y lo más posible es que ni siquiera lo necesite realmente. El escaso consumo registrado hasta ahora por la crisis y el mal tiempo hace que las tiendas tengan un exceso de stock del que deben deshacerse. La respuesta: rebajas que pueden alcanzar hasta el 70% en algunos casos.
Entre los consejos más comunes para afrontar este periodo y otros simialres como las compras navideñas con tarjeta se encuentran el hacer una lista previa con tus necesidades, no comprar por impulso y sobre todo, elaborar un presupuesto fijo. Es decir, poner una cantidad límite y no superarla bajo ninguna circunstancia. Lo peor es que el mayor obstáculo para lograrlo se encuentra en nuestra cartera y estamos tan acostumbrados a utilizarlo que a veces ni nos damos cuenta. Son las tarjetas de crédito. El truco está en aprender a utilizarla con cabeza y desterrar así el mito (aunque algo tienen también de verdad) de que el dinero en efectivo es mejor para controlar los gastos.
En este sentido, lo más seguro sería desterrar las tarjetas y salir de rebajas sin ellas, pero no hay que llegar tan lejos si sabes cómo hacer un buen uso de las mismas. La primera regla básica es que debes tratar a la tarjeta de crédito exactamente igual que al dinero en efectivo: marcar una cantidad máxima y no superarla bajo ningún concepto. El dinero de plástico puede ser especialmente útil durante las rebajas para acreditar una compra, ya que además del ticket recibirás el extracto bancario de la compra que realizaste. Este es otro medio para saber cuál ha sido realmente el gasto durante las rebajas.
De todas formas, también existen otra serie de recomendaciones de carácter más general que nunca hay que perder de vista. El consejo más esencial es el de pagar las cuotas pendientes en su fecha. Se trata de no cumplir con nuestras obligaciones y no dejar que se acumule deuda en la tarjeta, porque entonces entraríamos en la espiral del pago de intereses y los de las tarjetas de crédito no son precisamente bajos.
También debe vigilar el límite del crédito, que en ocasiones supera en dos o tres veces los ingresos mensuales. Hay que evitar llegar a estos extremos. Como cada español cuenta con una media de tres tarjetas en su cartera conviene transferir los saltos de las que tengan intereses más altos a las que tengan un interés menor, así como cancelar las primeras y hacer unas nuevas en caso de que sea necesario.