Casi todo el mundo ha tenido la fortuna o desgracia de ser el objetivo de frases como “te complicas demasiado”, “piensas demasiado” o “¿No hay una forma más sencilla de hacerlo?” y lo peor es que en la mayoría de casos suele tener razón quien las dice. En ocasiones tendemos a darle demasiadas vueltas a decisiones que en realidad son mucho más simples de lo que parecen y terminamos complicando todo sobremanera. La actual crisis es un buen ejemplo porque al final la gestión financiera es uno de los ámbitos donde más tienden a complicarse las cosas.
Al margen de la complejidad como excusa para obviar una gestión financiera activa, lo cierto es que cuando se introduce un factor económico en la ecuación todo tiende a complicarse mucho más. Las finanzas siempre suelen ser un campo de pruebas prolífico en este sentido y por eso hay Fondos de Fondos, Warrants, ETFs o fondos cotizados y un abanico casi infinito de productos derivados. La oferta es tan abrumadora que, como apuntaba anteriormente, muchos prefieren mirar a otro lado y no invertir ni siquiera en lo básico. Es decir, regresar a lo más simple.
La gestión financiera debe adaptarse a cada ahorrador y por eso para la inmensa mayoría lo que mejor funciona es la estrategia KISS, que viene de la abreviatura de “Keep it simple, stupid”, cuya traducción sería “hazlo/ sencillo” (el estúpido final es sólo para que su escritura coincida con el grupo musical éThe KISS. El problema es que la teoría es muy sencilla pero traducirla en una estrategia de inversión palusible no tanto: Demasiadas alternativas en un entorno demasiado cambiante que exige en muchos casos un conocimiento demasiado extenso para el común de los mortales (esta podría ser la excusa más repetida).
Por fortuna, existen personas que se dedican a estudiar el mercado y elaborar complejas teorías que después se reflejan en sistemas de inversión relativamente sencillos con una distribución predeterminada de los activos. En la mayoría de casos se puede resumir todo con las palabras de David Swensen, el principal gestor de Yale, “no intentes hacer magia, mantén una cartera simple y diversificada, controla tus costes y reajusta periódicamente la localización de tus activos en línea con tus objetivos a largo plazo”. En productos financieros esto se traduce, según el experto, en fondos indexados, depósitos y otras herramientas de inversión fáciles de manejar.
Lo más cusioso es que Swensen aconseja a los inversores mantenerse alejados del mercado bursátil para evitar distracciones por un lado y para no ser presa de los movimientos de pánico que todo inversor ha sufrido alguna vez en su vida. Si bien es cierto que invertir en bolsa, en valores concretos puede ‘consumir’ buena parte del tiempo que se dedica a la gestión financiera, también lo es que esta es una de las fórmulas más asequibles para intentar tener interesantes revalorizaciones porcentuales de nuestro capital. Además, la inversión en fondos ya implica generalmente invertir en determinadas acciones con el inconveniente de que no se pueden controlar.
¡Ah! Y para quienes no sepan quienes son The Kiss, aquí os dejo un video a modo de recordatorio:
Imagen – Jimee, Jackie, Tom & Asha