Las hipotecas multidivisa han sido uno de los productos ‘estrella ‘ durante mucho tiempo: Quienes habían comprado su casa en otra moneda diferente del euro (generalmente el yen) se beneficiaban de tipos de interés muy bajos y condiciones favorables que se traducían en una cuota mensual inferior a la de las hipotecas tradicionales, es decir, referenciadas al Euribor.
El funciomaniento de las hipotecas multidivisa es relativamente sencillo: se asume la deuda hipotecario en un moneda diferente al euro yse intenta aprovechar los tipos de interés más bajos del país y la cotización de su divisa frente al euro. Y es que en realidad la casa se paga en euros, pero el préstamo se contrata y se paga en otra divisa, por lo que el interés ya no lo marca el Euribor, sino el Libor de esa moneda. En cierta forma es como pedir un préstamo con menos intereses.
De esta forma, si la divisa de turno (generalmente el yen) se revaloriza frente al euro nuestra deuda aumentará y si se deprecia, decaerá. En realidad deberemos la misma cantidad de yenes, pero al cambio con el euro será diferente.
La fortaleza del euro y los altos tipos de interés que se veían en la eurozona hasta hace escasamente un año hacían que las hipotecas multidivisas fuesen mucho más rentables que las tradicionales. Sin embargo, la situación ha cambiado desd entonces. Los tipos de interés que marca el Banco Central Europeo son del 1% y el Euribor, tipo de referencia para las hipotecas, se encuentra en el 1,334%. A este porcentaje habría que sumar el diferencial de la hipoteca para dar con el tipo de interés real al que pagamos nuestro préstamo.
El yen es la moneda más utilizada en las hipotecas multidivisa y con ella haremos la comparación. Actualmente el Banco de Japón mantiene unos tipos de interés en cercanos al 0% y si tenemos en cuenta el Libor del yen, nos encontramos con unos tipos del 0,36625%, que una vez sumado el diferencial del banco será el tipo de interés que paguemos. Es decir, todavía resulta interesante desde este punto de vista. El único inconveniente o ventaja, según se mire, es que a esto deberemos sumar la cotización euro-yen, que al final determinará nuestro poder adquisitivo respecto a Japón y hará crecer o menguar nuestra deuda.
En realidad se puede adquirir una hipoteca en cualquier otra divisa, pero sólo algunas resultan rentables. Estados Unidos es un buen ejemplo. La caída del dólar (y la previsión de que siga cayendo y que el cambio eurodolar favorezca a la moneda única), así como los bajos tipos de interés impuestos por la Reserva Federal (se espera que permanezcan así bastante tiempo) hacen que endeudarse en dólares y por lo tanto firmar una hipoteca en dóláres comiencen a ser opciones atractivas.
Esó sí, cuando se firma una hipoteca en otra divisa hay que tener en cuenta que el tipo de interés estará sujeto a la evolución de la economía y los tipos de dicho país (en teoría un riesgo añadido) y que el cambio de la misma con el euro influirá en que la deuda ‘crezca o decrezca’ (más riesgo). Quien este dispuesto a asumir estos riesgos todavía está a tiempo de aprovechar la oportunidad de ahorro que brinda este producto y quien tenga su hipoteca en euros no haría mal en consultar con su entidad el cambio.