Además del cacareado artículo de Paul Krugman hablando en tono alarmista del futuro del euro y de la estabilidad de toda la Eurozona las páginas color salmón de El País traían otros artículos interesantes y quizás más cercanos para el ciudadano de a pie o por lo menos más útiles para sus inversiones. El más curioso comparaba la inversión en renta fija y en depósitos bajo el titular: “Tablas entre deuda pública y seguros”.
En su análisis, destacaban que durante este arranque tanto la inversión en deuda pública como en depósitos a plazo fijo ofrecerán rentabilidades similares, si bien la primera estará sujeta a una mayor volatilidad. Por mucho que ahora pueda parecer algo desfasado tras varios años de ostracismo debido a sus bajos rendimientos, la deuda pública ha sido históricamente una de las herramientas preferidas por los particulares por su supuesta seguridad. La crisis de la deuda ha servido ara rescatarla como activo a tener en cuenta por la rentabilidad que ofrece, pero con el paso de los meses también han surgido dudas acerca de su solvencia.
Uno de los principios de inversión más repetidos es que las letras del tesoro, bonos y toda suerte de deuda pública son la inversión más segura ya que están respaldados por la solvencia del propio Estado. El presidente de Citigroup,William Rhodes, fue categórico a principios de los 80 con la afirmación de que “los países no entran en quiebra” (“countries don’t go bankrupt” en su original anglosajón). Sin embargo, la historia nos dice lo contrario. Los países sí pueden quebrar, aunque los mecanismos para hacerlo son diferentes de los de las empresas. A fin de cuentas, un país no puede desaparecer como lo hace una compañía (¿o sí?).
Pero esto no implica que un país no pueda quebrar y consecuentemente dejé de pagar su deuda. La diferencia es que entonces solemos aplicar un término algo más suave: entrar en default. Como bien explica Onésimo Álvarez-Moro desde El Blog Salmón, cuenta entonces con dos alternativas: renegociar su deuda o renegar de la misma. Como es lógico, la mayoría elije la primera, aunque casi siempre suele quedar entermedias el impago de alguna cantidad que los inversores nunca recuperarán.
Vía Gurus Blog recogemos el siguiente gráfico proveniente del trabajo Reinhart y Rogof de Rabobank.
Al parecer el impago de la deuda es algo mucho más común de lo que podría parecer ‘a priori’… Además, si aplicamos la lógica de que a mayor rentabilidad, mayor riesgo, la subida de los tipos en las emisiones de bonos y letras españolas deben decirnos algo: que ahora es más arriesgado invertir en deuda española que hace dos años.
En la última subasta de bonos del Estado se colocaron 6.000 millones en bonos a 5 años con un tipo marginal del 4,59%, lo cual representa un costo mayor en un 27,5% que en la subasta del pasado noviembre. ¿Quiere esto decir que la deuda española es más peligrosa? Sí, o por lo menos eso es lo que percibe el mercado.
Reinhart y Rogof también clasifican a los países por riesgo de impago como se aprecia en el siguiente gráfico.
Aunque este no es el único ranking de ese tipo. Aquí os dejamos un enlace a otra clasificación de países por riesgo de impago. Los países que tienen un mayor riesgo de caer en default son:
- Grecia: 58,8%
- Venezuela: 51,4%
- Irlanda: 41,2%
- Portugal: 35,9%
- Argentina: 35,4%
- Ucrania: 30,6%
- España: 26,7%
- Dubai: 25,5%
- Hungría: 23,6%
- Irak: 23,1%
Pese a todo, la respuesta a la pregunta planteada en el titular: ¿Es segura la deuda pública? sigue siendo positiva, por lo menos por ahora. Otra cosa es que sea la mejor inversión…