Inauguramos una nueva sección en Opcionis que denominaremos Clases básicas de gestión financiera y que dedicaremos a los aspectos más elementales del manejo de capital. Para empezar acudiremos a la base del control financiero y allí es donde nos encontramos con el presupuesto, la herramienta básica para poder saber qué pasa con nuestro dinero y no dejarnos llevar.
Aprender a elaborar un presupuesto es el primer paso hacia una mejor gestión financiera y la diferencia entre controlar de verdad nuestras finanzas o tener una idea aproximada de cómo fluctua nuestro capital. La mayoría de personas posee un esquema mental sobre cómo están organizadas sus finanzas, pero después son pocos los ahorradores que lo plasman en un papel y la diferencia entre ambas fórmulas es abismal. Mientras sólo tengamos una ideal mental de nuestro presupuesto seremos incapaces de estudiar nuestro comportamiento como consumidores con la profundidad que debe hacerse y, por lo tanto, de tomar decisiones informadas.
El objetivo de un presupuesto es, por una parte, controlar nuestras finanzas personales y por otra optimizar nuestra gestión financiera, aunque todo se puede resumir como “gastar menos de lo que ingresamos”, algo que no siempre es tan fácil. Los pasos para elaborar un presupuesto básico son también muy sencillos:
1-Calcular ingresos y patrimonio
La primera parte del prespuesto pasa por saber cuánto dinero ganamos en realidad. Aquí debemos sumar todos los ingresos, desde el sueldo hasta beneficios por inversiones en depósitos, cuentas remuneradas, acciones…
2- Calcular los gastos fijos
Esta es la parte más sencilla que tiene que ver con los gastos. Aquí incluiremos todas las cuotas fijas que no varían mes a mes o que, si lo hacen, la cuantía no es excesiva. La hipoteca y otros tipo de préstamos serán los primeros en ‘entrar’, así como el alquiler de la vivienda. En este punto también debemos tener en cuenta otros gastos fijos como electricidad, gas, teléfono fijo, móvil, internet, gimnasio, seguros, aportaciones a planes de pensiones…
Esta primera fase de enumerar los gastos fijos servirá para darnos cuenta del peso económico que debemos soportar y sobre todo para observar algunas pautas de consumo que puede que desconociésemos. ¿Quien no se ha sorprendido alguna vez al comprobar su gasto en el móvil o en electricidad? Y eso que todavía ni siquiera hemos incluído los gastos de ‘la compra’.
3- Calcular los gastos variables
Llegamos a la parte más complicada de elaborar un presupuesto, pero no porque sea difícil en sí misma, sino por la dedicación que implica. En este punto entramos directamente a valorar nuestros hábitos de consumo, empezando por la compra. Se trata de anotar los productos que consumimos (bien de forma individual o por categorías) para saber exactamente en qué gastamos nuestro dinero.
Además del gasto en comida, también hay que anotar otros ‘caprichos’ como las cenas fuera de casa, las cervezas con los amigos, el cine… y en general cualquier tipo de pago que realicemos. Todo esto supone sacrificio de tiempo importante al presupuesto que no todo el mundo está dispuesto a hacer, pero sí es importante que por lo menos los primeros presupuestos sean así de detallados. Después, cuando hayamos establecido nuevas pautas de consumo podremos relajar ese control y adaptarlo realmente a nuestra forma de entender la gestión financiera.
4- Determinar nuestro cash flow
El cash flow o flujo de caja no es otra cosa que la diferencia entre gastos e ingresos. Es decir, la suma de los ingresos menos la suma de los gastos que anteriormente hemos calculado. El resultado siempre debe ser positivo, porque si no tendremos un importante problema de endeudamiento.
La importancia del presupuesto radica en que nos permitirá saber exactamente en qué gastamos nuestro capital y por lo tanto cuáles son nuestras pautas de consumo. La primera vez que hagamos el presupuesto es posible que nos llevemos desagradables sorpresas (gastos excesivos en partidas inesperadas como por ejemplo cenar fuera, cervezas, galletas…) pero esto servirá para poder modificar nuestra forma de gastar para que sea más eficiente.
Un ejemplo de presupuesto básico sería el siguiente:
Se puede acceder al documento de excell pinchando aquí
Este será nuestro punto de partida sobre el que después crearemos la estrategia de inversión y ahorro. Por supuesto, es posible completar el presupuesto con más información, aunque para una primera toma de contacto esto debería bastar. El resto ya iremos tratándolo en sucesivas entregas de estas Clases básicas de gestión financiera.