Bancos y Cajas de ahorro siguen buscando fórmulas alternativas al mercado interbancario para financiar sus operaciones y atraer el dinero de los ahorradores. Una de las opciones por las que más entidades se están decantando son las participaciones preferentes. Su oferta se ha sumado a la de depósitos y fondos de inversión entre los productos que los asesores de bancos y cajas plantean a quienes acuden a una sucursal bancaria. Sin embargo, en el caso de las participaciones preferentes conviene operar todavía con más cuidado.
En primer lugar, hay que aclarar en qué consisten las participaciones preferentes. Se trata de un producto similar a la deuda subordinada emitida por una sociedad pero con algunas características particulares. En realidad, las participaciones preferentes son acciones de la compañía que no otorgan derechos políticos o de voto ni de suscripción preferente. Conceden una remuneración predeterminada, que puede ser fija o variable, no acumulativa y condicionada a la obtención de suficientes beneficios distribuibles por parte de la sociedad emisora.
Las participaciones preferentes son perpetuas, aunque las entidades emisoras tienen la posibilidad de amortizarlas transcurridos cinco años, algo que suele hacerse en la mayoría de los casos.
La proliferación de las participaciones preferentes como fórmula de financiación ha llevado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a emitir un folleto informativo sobre las principales características y riesgos de este producto. Y es que los riesgos que asume el ahorrador con este tipo de productos son mayores que los que toma cuando contrata, por ejemplo un depósito. Para empezar, se encuentran por detrás de todos los acreedores comunes y subordinados en el orden de la prelación de créditos, justo por delante de las acciones ordinarias. Es decir, en caso de quiebra del banco, sólo cobrará antes que los accionistas. Además, las particpaciones preferentes no se encuentran comprendidas dentro del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
Las ventajas y desventajas de las participaciones preferentes están bastante claras. Por un lado ofrecen una rentabilidad superior a un depósito tradicional, pero también con unos riesgos mayores y con el inconveniente de la inmovilización del capital durante un periodo de tiempo más amplio.
BBVA fue el primero en decantarse por esta fórmula de financiación (en Opcionis ya analizamos su oferta) y obtuvo un gran éxito gracias sobre todo al trabajo de comercialización de su red de oficinas. Dos meses más tarde le llegó el turno a Banco Sabadell, en tanto que Santander lanzó una emisión de 1.380 millones de euros que destinará a compensar a los clientes afectados por el fraude de Bernard Madoff. La emisión de CCM fue cubierta suscrita por el FGD y ahora hay está en el mercado la emisión de La Caixa por 1.500 millones (ampliable a 2.000 millones) y Caja Madrid, por importe de 1.500 millones de euros (ampliable a 3.000 millones).
En total, bancos y cajas de ahorro han lanzado emisiones de participaciones preferentes por 10.000 millones de euros hasta la fecha. El objetivo es obtener liquidez inmediata y/o reforzar su capital. Hay que recordar que estas emisiones sirven para reforzar los ratios de solvencia de la entidades financieras.