Saber cuál es el valor actual de nuestro patrimonio es el inicio de una buena planificación financiera y además podemos tener bien en claro cuál es la capacidad que tenemos para alcanzar las metas financieras.
Pese a que nos parezca una tarea compleja y difícil, la elaboración es, realmente, muy sencilla.
En pocas palabras, lo que básicamente debemos tener como inicio será el valor de lo que tenemos (nuestros activos) y de lo que debemos (nuestros pasivos). Una vez que poseemos estos valores, cuando calculamos la diferencia de ambos, descubriremos que ése es el valor total de nuestro patrimonio.
Sin embargo, conocer el valor de nuestros activos y pasivos al día de hoy es lo que implica un paso adicional que puede traernos dificultad de conocimiento, o falta de herramientas.
Si empezamos con el lado de nuestros activos, tenemos que conocer que son todo aquello que que poseemos, es decir, nuestros bienes y nuestras inversiones. Ahora bien, no lo serán los bienes no durables o aquellos que sean para ocio personal, como algún juego de mesa, o alimentos conservados… Claro está, estamos hablando de bienes con valor económico de mercado y que sean susceptibles de venta inmediata o mediata. Asimismo, existen distintos tipos de activos y cada uno merece un tratamiento en particular. Lo primero a llevar a cabo es un ordenamiento según el grado liquidez (los más líquidos primero), o sea, la capacidad de poder convertirlos en efectivo sin que pierdan su valor.
Entonces, quedará algo como vemos a continuación:
- Activos financieros: donde englobaremos el dinero efectivo, cuentas de ahorro, divisas e inversiones a corto plazo. El paso simple aquí es utilizar los estados de cuenta más recientes o consultar el saldo con la institución financiera.
- Seguros de vida: existen muchos seguros dotales, ordinarios de vida que pueden tener un valor de rescate que se muestra en la póliza.
- Inversiones a corto y largo plazo: preferimos las primeras, dado que las de largo plazo demoraremos más tiempo en hacerlas líquidas, y por ello, cuando decidamos contar con dinero inmediato, lo mejor será contabilizar las de corto plazo.
- Bienes raíces: es el último rubro, donde tenemos que incluir nuestra casa propia junto a otros bienes inmuebles que poseamos. Aquí recomendamos tomar una asesoría que determine su valor real actual.
Tras evaluar el activo, quedará entonces ver los pasivos. Hacer un listado de nuestras deudas no debe ser difícil. Todos sabemos bien qué y cuánto debemos… estas obligaciones debemos ordenarlas de acuerdo con su plazo o mejor dicho, exigibilidad:
- Saldo de tarjetas de crédito
- Cuentas por pagar
- Préstamos de consumo duradero
- Créditos hipotecarios
Finalmente, será momento de calcular el valor de nuestro patrimonio, que sólo debemos hacer es tomar la diferencia entre nuestros activos (a valores actuales) y pasivos (a valores actuales). Es decir, si pudiéramos vender todo hoy, y saldar las deudas, el restante será nuestro verdadero patrimonio actual.
¿Para qué sirve conocer nuestro patrimonio?
Además de ser una herramienta útil para las finanzas personales, permite comparar los cambios en nuestra posición financiera en determinado tiempo. Estaremos en una tendencia favorable, si al comparar dos momentos tenemos hoy un patrimonio mayor que el ayer. Adicional a esto, podremos saber si contamos con activos líquidos para hacer frente a nuestras responsabilidades circulantes que son las deudas de corto plazo.
En este sentido, aquí destacamos un indicador llamado razón circulante y se calcula:
- Razón circulante = Activo circulante / Pasivo circulante.
Asimismo, podremos conocer nuestra razón de endeudamiento. Es la relación entre nuestro pasivo y nuestro patrimonio total y se calcula como sigue:
- Razón de Endeudamiento = Pasivo / Patrimonio
Finalmente, dejamos un ejemplo simple para ambos. Si tiene 100.000 euros en pasivo total y patrimonio de 200.000 euros, su razón de endeudamiento es de 0.5. A menor Endeudamiento, mejor situación patrimonial.