Muy comentado ha sido la iniciativa que la Generalitat de Cataluña tiene planeado realizar a finales de octubre cuando comience a vender bonos entre particulares.
Con el objetivo de financiarse, Cataluña intentará colocar hasta 2.000 millones de euros a un tipo de interés muy bueno para las actuales condiciones del mercado. Estos títulos se venderán a un plazo de un año con una remuneración del 4,75%.
Lo atractivo de este bono es que dados los tipos del momento, parece de lo más rentable en lo que se refiere a tipos fijos sin recurrir a los mercados bursátiles, donde el riesgo radica en la remuneración variable y la referencia directa al comportamiento de las acciones de las empresas.
Los tipos que ofrecen los bonos catalanes pagan más del doble de lo que paga en estos momentos el Estado (el tipo de la última subasta de letras del Tesoro a un año fue del 1,9%), o la mismísma propuesta en depósitos de la banca (tipo medio a un año del 2,46% según el Banco de España), aunque aquí existen otras ofertas de alta rentabilidad, aunque muchas requieren de una importante vinculación (ver propuesta de CatalunyaCaixa).
Con esta novedad, esta comunidad autónoma se centra en el ojo de la tormenta ya que tanto el gobierno autonómico como CatalunyaCaixa ofrecen rentabilidades similares del 4,75% bajo la misma necesidad, conseguir liquidez.
Con esta rentabilidad atractiva, ¿cuál es el riesgo que se corre?
En los mercados financieros siempre se dice que se debe desconfiar cuando nos ofrecen una remuneración muy jugosa, porque algo trae aparejado. Los bonos de Cataluña traen en la columna de los riesgos que se declare en default o cesación de pagos y no pueda enfrentar estos compromisos.
Si bien es la comunidad más endeudada de España (unos 29.503 millones) y la segunda en términos del PIB (15,1%), tras la Comunidad Valenciana, sería gravísimo que Cataluña no puede enfrentar un vencimiento a 12 meses frente a particulares.
Lo cierto es que necesita de manera urgente conseguir liquidez para financiar el gasto público y entre las últimas noticias que se tienen de sus finanzas, no son para nada buenas ya que las tres mayores agencias de rating han bajado la nota de su deuda, ya que consideran “irreales” sus previsiones.
Frente a esta situación, parece poco conveniente arriesgarse a contratar estos títulos, si le sumamos que el endeudamiento ha crecido un 22% en un año hasta los 29.503 millones de euros.
Entonces, ¿qué hago? ¿me dejo seducir por estos tipos de interés o resigno parte de mis pretensiones y me voy a un banco o una caja?
Una buena manera de evaluar el riesgo al cual nos podemos exponer es conocer cual es nuestro perfil como ahorrista e inversor. Si vamos a lo seguro, estos bonos están condicionados a las cuentas autonómicas, pero su volatilidad es menor que la de un producto referenciado a la bolsa.
Tal vez, una entidad financiera nos pague algo menos sin vinculación, pero el riesgo es casi nulo. Pero si estamos acostumbrados a especular con los mercados de los fondos, puede ser una interesante alternativa para diversificar el riesgo con otros productos.
En conclusión, imaginarnos un situación de default para Cataluña sería el peor de los escenarios, y no solo para los compradores de los títulos, sino para el resto de los españoles, y en especial para los millones de catalanes que verían quebrar las cuentas de su comunidad autónoma.